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La primera crisis del euro

España y su respuesta

Claudi Pérez

Alemania podía permitirse el lujo de debatir entre mantener los estímulos o acometer un ajuste. España, no. "Si corres el riesgo de que nadie te compre tu deuda no hay alternativa", asegura el economista Ángel Ubide. "Hay que evitar a toda costa perder el control sobre el endeudamiento", afirma Antoni Zabalza, catedrático de la Universidad de Valencia. "España necesitaba dar un golpe de mano: dejar la consolidación fiscal para más adelante era temerario por los ataques de los mercados".

Economistas como Vicenç Navarro consideran un error mayúsculo el plan de ajuste presentado por Zapatero, que a su juicio aboca a España a un largo estancamiento. Otros expertos son menos negativos. El ex secretario de Estado Alfredo Pastor considera que de las medidas anunciadas "el único problema es el recorte de la inversión: lastrará el crecimiento. Las medidas que afectan a los funcionarios y los pensionistas influyen menos". "A partir de ahí, se trata de una cuestión de credibilidad: de volver a ganarse la confianza de los inversores", añade.

Ese recorte en la inversión es tal vez la mayor incertidumbre que deja el plan de Zapatero. Para Paul Collier, de Oxford, en España y en toda Europa "se están viendo severos recortes del gasto público y de la inversión pública, cuando se necesitaban recortes graduales en el gasto combinados con rápidos incrementos de la inversión pública". Aunque a la postre, paradójicamente, puede que la salida del túnel de la recesión no estuviera en manos del Gobierno. "La contundencia de los recortes para ganar competitividad podría tener éxito si no existiera Alemania. Si Alemania hubiera hecho algo por incentivar su demanda, la economía española y otros países con problemas podrían salir del paso con los ajustes, para después acometer nuevas reformas. Ahora el sur está obligado a hacer esas reformas y aún así difícilmente va a evitar una recaída", augura.

Para Mauro Guillén, de Wharton, "todo depende de si existen presiones inflacionistas o por el contrario se teme una deflación [una caída persistente del nivel de precios]. Si hay riesgo de deflación, el gasto público debe mantenerse para evitar que la demanda se hunda". El FMI considera que España es una de las economías con mayores riesgos de deflación del mundo. "Debería haber un programa flexible para mantener el gasto mientras la economía lo necesite con un plan bien concebido de reducción del déficit a medida que la economía se recupere. Pero también hay que preguntarse cuál es la mejor política económica y ponerla en práctica", añade. Guillén aconseja "explicar bien las decisiones y negociar". Nada fácil.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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