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Invertir en tiempos difíciles

La recesión puede ser una oportunidad para nuevas inversiones. Fiel a este criterio, el grupo Fladgate Partnership, uno de los principales productores de vino de Oporto, con marcas tan emblemáticas como Taylor's, inaugurará el mes próximo el hotel Yeatman, en Vila Nova de Gaia, junto a Oporto, con una inversión de 30 millones de euros. "En tiempos de crisis no podemos pensar a corto plazo", dice Adrian Bridge, director general de Fladgate, que en su anterior etapa en la banca de inversiones aprendió a lidiar "con los altibajos de la economía". El Yeatman tendrá 80 habitaciones con vistas al Duero, dos restaurantes, un spa con tratamientos a base de vino y toda clase de sofisticaciones para el público más exigente y con una cartera bien provista. Aspira a ser uno de los mejores hoteles del mundo. "Tomamos la decisión en plena crisis de los mercados financieros. Empezamos a construir en enero de 2009, y en 18 meses estará terminado, un tiempo récord", explica satisfecho Adrian Bridge. "Es cuestión de aprovechar las oportunidades", insiste. "Hemos contratado empleados de Portugal, España, Reino Unido y Estados Unidos, y hemos formado un equipo internacional de muy alto nivel".

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Alexandra Melo Lopes y Paulo García da Costa también decidieron lanzarse a la piscina cuando la crisis golpeaba con fuerza. Han invertido ocho millones de euros en un hotel, en el centro histórico de Oporto, después de rehabilitar un antiguo teatro. Cuentan con fondos propios, créditos y ayuda de la Unión Europea para el proyecto. "Hemos aprovechado algunos factores de la crisis, conseguido créditos a unos tipos de interés muy competitivos y una ayuda de Turismo de Portugal".

Están convencidos de que este tipo de inversión no se puede condicionar a los ciclos económicos. "Más que de creer en él, se trata de que el país te guste. Cuando empezamos a construir, en mayo de 2009, no pensábamos en la situación económica. Es un proyecto de vida". El hotel Teatro tiene 74 habitaciones. Es un cinco estrellas, diseñado por la interiorista Nini Andrade e Silva, que evoca la magia teatral en todos los rincones.

Alexandra pertenece a una tercera generación de hoteleros, y dejó el Gran Hotel de Oporto tras la muerte de su padre. Paulo García era un industrial automecánico que vendió la empresa familiar. "El error de la industria portuguesa ha sido apostar por la mano de obra barata", dice. La crisis ha cambiado el paisaje no sólo de Oporto, sino del norte de Portugal y de todo el país. "Muchas empresas de construcción se han pasado a la hotelería, aprovechando la mano de obra parada. Es una alternativa a un negocio que está parado". Paulo García menciona un constructor portuense que "ya va por el cuarto o quinto hotel", y comenta que en Oporto hay unos 10 proyectos en marcha en el sector. -

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