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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

China en escena

Pekín intenta enfriar el creciente belicismo de Pyongyang en la crisis intercoreana

La segunda ronda del Diálogo Estratégico y Económico entre Estados Unidos y China, celebrada el lunes en Pekín, tuvo que sacrificar la larga agenda de asuntos pendientes a los dos puntos más urgentes de las relaciones entre ambos países: la crisis entre las dos Coreas y el cambio del yuan. En el camino quedaban las diferencias sobre Taiwan y el Tíbet o la discusión acerca del programa nuclear iraní, sobre el que, en cualquier caso, parece existir acuerdo entre Washington y Pekín.

Días antes de la cumbre, una comisión de investigación responsabilizó a Corea del Norte del hundimiento de un buque de guerra de su vecina del sur, que ha anunciado medidas de respuesta. Estados Unidos se ha alineado de inmediato con Corea del Sur, al tiempo que ha solicitado la intervención de China, aliado tradicional del régimen comunista de Kim Jong-il, para desactivar el conflicto potencial y permitir el reinicio de las negociaciones sobre el programa nuclear de Corea del Norte.

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Aunque la opacidad del régimen norcoreano impida cualquier pronóstico sobre sus intenciones -en la más grave escalada de tensión desde el final de la guerra abierta entre los dos vecinos, hace medio siglo- existe una posibilidad de contención propiciada por la actitud china. El Gobierno de Pekín se ha declarado partidario de no sumar riesgos bélicos a la crisis económica internacional y de que Corea del Norte retome la negociación sobre su programa atómico. Con esta apuesta pública de China, el margen de maniobra del régimen norcoreano queda severamente reducido, aunque ayer mismo Pyongyang rompía cualquier relación con su vecino del sur y subía nuevos peldaños en su lenguaje prebélico.

Estados Unidos ha salido de esta segunda ronda con un mínimo compromiso por parte china para revalorizar su moneda y favorecer la recuperación. Eso sí, Pekín lo hará en el momento y al ritmo que considere oportunos. Con esta decisión, que atiende la petición de Washington al tiempo que conserva la baza de graduar su cumplimiento, China refuerza su posición en la escena internacional. En lugar del aislamiento por el que optó en el pasado, reúne cada vez más instrumentos para desempeñar el papel de actor imprescindible en las principales partidas económicas y diplomáticas que se van perfilando en el inmediato futuro.

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