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Reportaje:5. PENSIONES. EL MODELO ALEMÁN | La sostenibilidad del Estado de bienestar

Alemania dio el paso antes de la crisis

CDU y SPD elevaron la edad de jubilación a los 67 años hace tres ejercicios

La población europea envejece. La esperanza de vida aumenta. Y el número de personas en edad de trabajar para sostener las pensiones, el que probablemente es el mayor pilar del Estado de bienestar europeo, disminuye. Esta ecuación ha llevado a los Gobiernos de casi toda Europa a reformar sus sistemas de pensiones. Italia, Francia, Portugal o Suecia han emprendido cambios que buscan limitar la jubilación anticipada y retrasar la edad real de jubilación. También Alemania lo ha hecho. El país en donde hace ya más de un siglo nació el estado de bienestar tuvo que actuar mucho antes de la crisis: Schröder impulsó las pensiones privadas y Merkel, forzada por una Seguridad Social en números rojos, retrasó la edad de jubilación.

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La coalición entre democristianos (CDU) y socialdemócratas (SPD) que presidía Angela Merkel aprobó en 2007 la reforma del sistema alemán de pensiones que se conoce por su aspecto más llamativo y que recuerda mucho la propuesta del Gobierno español al Pacto de Toledo: la jubilación a los 67. A partir de 2012, los nacidos después de 1947 accederán a la jubilación más tarde que sus mayores. El aplazamiento gradual culmina en 2031. Serán excepción los que hayan cotizado por más de 45 años como trabajadores en activo.

La Seguridad Social perdía dinero, pero este tipo de reformas casi nunca encuentran el respaldo popular. El descontento entre la población alemana ha sido masivo, sobre todo entre los votantes socialdemócratas. Todavía en octubre, dos años después de aprobada la reforma, una encuesta de la televisión pública señalaba que el 73% de los alemanes quiere que el SPD se retracte de su apoyo inicial a la medida. Y unos meses antes, en verano, el 44% de los encuestados se dijeron partidarios de su suspensión definitiva.

La politóloga berlinesa Barbara Riedmüller apunta que con los cambios "se amplió el grupo de los que cobran menos que nunca". "Además, los que no encuentran trabajo ven cómo sus pensiones encogen con cada mes de paro, se ha cambiado la fórmula de cálculo", añade.

Pero los cambios en el sistema de pensiones alemán ya habían comenzado con el Gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder. El antiguo canciller favoreció el desarrollo de los seguros privados mediante ventajas fiscales. Desde 1957, el Estado alemán garantizaba que los jubilados tuvieran ingresos suficientes gracias a las pensiones públicas. En 2001, se dio marcha atrás. Y las llamadas pensiones Riester que combinan el seguro público y el privado trató de compensarlo.

Para Riedmüller, la medida de Schröder dejaba fuera a quienes no pueden pagarse un fondo de pensiones complementario. Pero también admite que gracias a esta medida "la reforma tuvo un reflejo positivo en las cajas públicas".

Los alemanes recuerdan la reforma de las pensiones de 1957 como uno de los pilares de la "economía social de mercado" que acompañó al milagro económico de la posguerra. El democristiano Konrad Adenauer acabó con la disparidad entre el crecimiento de los salarios propiciado por el boom y las bajas pensiones. De un plumazo, subieron una media del 60%. Se implantó el llamado contrato generacional. Los trabajadores en activo asumen el coste de las pensiones con la perspectiva de que la generación siguiente pagaría las suyas.

Con la crisis de los setenta llegaron los primeros recortes. Las pensiones se convirtieron en un permanente calvario político. La práctica congelación de los pagos entre 1978 y 1981 desató protestas contra el socialdemócrata Helmut Schmidt. El crecimiento del paro y la caída de la natalidad agravaron la situación en los años siguientes. Al democristiano Helmut Kohl lo acusaron de pagar la Unificación de Alemania con el dinero de las cajas de pensiones públicas. Su ministro de Trabajo Norbert Blum echó mano de la tijera y anunció a bombo y platillo que "las pensiones están garantizadas". Es una de esas frases históricas que se recuerdan con sarcasmo.

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