_
_
_
_
_
Entrevista:PACHI VÁZQUEZ | Secretario general del PSdeG

"Si la fusión rompe el equilibrio social del país, es mejor no hacerla"

Xosé Hermida

Admite que lo ha pasado mal en las últimas semanas ante lo que considera una incomprensión general de su postura sobre la fusión de las cajas de ahorros. Por eso ahora, con el nuevo giro de los acontecimientos, a Manuel Pachi Vázquez (O Carballiño, 1954) se le nota aliviado porque cree que lo ocurrido reafirma las opiniones que había mantenido contracorriente. Incluso destila optimismo para el futuro y asegura: "La izquierda sigue activa y viva. Hay movilización y tensión en los sectores sociales progresistas, y los socialistas podemos gobernar de nuevo dentro de tres años".

Pregunta: ¿El espectáculo político alrededor de las cajas no está resultando excesivo?

Respuesta: Lo hemos convertido en un reality, todo lo contrario de lo que debe ser un debate financiero. En medio de las convulsiones del sistema financiero internacional, todos deberíamos apuntalar la mejor salida posible para el sistema gallego. Pero aquí todo el mundo quiso sacar provecho de la coyuntura. Afortunadamente parece que se vuelve a un cauce normal: la búsqueda de soluciones, desde el diálogo, para lograr un sistema de ahorro gallego sólido, solvente y que atienda a las necesidades de Galicia.

Más información
Caixanova aprueba iniciar los contactos para negociar la fusión con Caixa Galicia

P. ¿Qué parte de responsabilidad asume usted?

R. Quizá el haber actuado con ingenuidad. Cuando me senté la primera vez, creí que era para hacer una ley de cajas modernizadora y que las despolitizara. Pero en cuanto leímos los textos, nos bajamos inmediatamente, porque aquello era un dislate, una auténtica locura. Y desde ese día, no nos movimos: dijimos que habría fusión gallega sólo con diálogo y acuerdo, y, sobre todo, si fruto del consenso salía solvencia económica para Galicia. Si se dan esas circunstancias, sería bueno. Y si no, debemos buscar en entre todos, de acuerdo con el marco legislativo, salidas que apuntalen del mejor modo posible el ahorro gallego.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. ¿Y qué responsabilidad le achaca a Feijóo?

R. Era el hombre que tenía que ser la solución y se convirtió en el problema. De un presidente se espera que sea un hombre que una y equilibre. Pero este es alguien que confronta, divide y cree que tiene la verdad absoluta.

P. ¿Y sus alcaldes?

R. La que tendría cualquier alcalde cuando ve que están pasando cosas que alteran el status quo de su ciudad y siente preocupación. Hay que relativizar siempre las declaraciones de un alcalde, porque representan la parte de un todo, Galicia. Pero estoy seguro de que cuando se decida una solución para Galicia, los alcaldes van a ser una parte importante y aportarán diálogo y consenso.

P. ¿El líder del PSdeG no debe o no puede imponer una postura común a sus alcaldes?

R. Lo que les impongo es que traten de conjugar los intereses de su ciudad con los de Galicia. Estamos aún en el punto de partida y alguien jugó a enfrentar este país con una ley beligerante y autoritaria. Pero creo que va a salir bien si jugamos la partida con sentido común. La ley sigue siendo un obstáculo, porque una parte de Galicia la ve como un ataque. Y el Gobierno debería buscar fórmulas de acuerdo, no sólo en el Constitucional, sino en la propia sociedad y los partidos.

P. Ustedes apoyaron el trámite urgente de la ley y presentaron enmiendas para dar presencia al Parlamento en las cajas.

R. Como hacía en la oposición, Feijóo repite una mentira mil veces hasta convertirla en verdad. La ley tiene aspectos positivos, que compartimos desde el primer momento, como la representación parlamentaria en las entidades. Pero luego vimos que PP y BNG la planteaban para atacar y controlar las entidades. Y eso fue el doble discurso: impedimos que vayan los políticos, pero dejamos que controlen los políticos. La posición de los socialistas, lejos de ser improvisada, el tiempo la va colocando como la más estable. Todo por lo que se rompió aquel acuerdo está teniendo un efecto bumerán: se acepta reformar la ley, se acepta que puede haber otras soluciones... Hemos tenido una posición no sólo de coherencia, sino de resistencia ante la adversidad. ¿Dónde están las fotos en las que aparecían todos, nacionalistas, sindicatos...? ¿Ya no están de acuerdo? ¿O están de acuerdo en que hay que cambiarlo todo? Porque pasamos de que había que cortarle la cabeza a Gayoso a que Gayoso es la cabeza del proyecto. Pues ni una cosa ni la otra.

P. Hasta ahora, PP y BNG tenían una postura clara a favor de la fusión y la suya era difícil de descifrar.

R. Porque ningún medio de comunicación nos dio la oportunidad de escribir con mayúsculas lo que dijimos mil veces: la fusión será posible desde el diálogo, el equilibrio y la solvencia económica. La mentira repetida de Feijóo de que el socialismo gallego y el Gobierno central entorpecían la fusión ocupó todo el espacio mediático. Y eso que nunca hubo una frase mía diciendo que no quería fusión. Ahora se demuestra que no éramos el obstáculo. Era que las cajas no hablaban entre ellas. Fue una postura difícil y lo pasamos mal, porque veíamos a todo el mundo enfrente. Cometimos errores, pero ahora queda claro que no era verdad lo que decían. Y lo que iba a ser la gran solución, la ley, se convirtió en el gran obstáculo y la gran coartada para mentir a los gallegos.

P. ¿Por qué ahora sí se sientan las cajas?

R. Por la intervención fundamental del Banco de España, que vino a poner las cosas en su sitio. Hay una frase premonitoria de Fernández Ordóñez [gobernador del Banco] en Vigo: "A mi no me hacen falta ni gobiernos autónomos ni auditorías. Como están las cajas ya lo sabemos ellas y yo. Lo que pido es que las cajas hablen entre ellas". Eso es lo que pasó. Y Feijóo debe asumir su altísima responsabilidad, porque tuvo al sistema financiero gallego al borde del KO. Menos mal que metió la marcha atrás.

P. ¿Apoyarían una reforma para que Gayoso pueda seguir?

R. Eso me excede. Estamos en una situación de excepcionalidad y tenemos que habilitarle a las dos cajas, que ya bastantes dificultades tienen, todo tipo de facilidades para salir de este lío, pero pensando en Galicia, no en las personas. Si las personas son necesarias para que a Galicia le vaya mejor, lo hablamos. Y si en algunas comunidades se prorrogaron dos, tres años los consejos de administración ... Una de las cosas por las que nos bajamos de esto es que, si no hubiera pasado algo, hoy tendríamos al frente de las cajas a personas que no conocerían sus problemas en el momento más difícil para ellas. Eso era una temeridad.

P. Caixanova plantea prácticamente una absorción.

R. Yo no tengo constancia de eso. Lo que repetiré hasta la saciedad es que habrá un acuerdo cuando refleje el equilibrio social, económico y político para Galicia. La nueva caja debe ser un elemento de unión, percibida con cariño en toda Galicia. Si no es mejor no hacerla. Cualquier visión hegemónica incapacita la salida.

P. ¿Es optimista sobre las conversaciones?

R. Ahora dejamos la filosofía y pasamos a la economía. Le vamos a poner nombres y apellidos a los trabajadores que hay que despedir, a las oficinas que hay que cerrar, los recortes financieros... y a la búsqueda de financiación. Va a ser muy complicado, pero es posible y hay que explorarla. Ahora, lo mejor para tener un plan A es tener también un plan B. Porque no nos vale de nada estar todos juntos y calentitos en una sola caja si no tiene fortaleza económica, si rompe los equilibrios sociales del país, si provoca una confrontación laboral... Entonces igual es necesario explorar otras vías.

P. Si el proceso fracasa, ¿Feijóo debería permitir otras alianzas?

R. Lo único que pido es no inventar, aplicar la ley. Antes de que pasen cosas gravísimas en ninguna de las cajas, prefiero soluciones intermedias. Quiero el plan A y si no, el plan B, pero en ningún caso el plan C.

P. En la reforma de la ley del suelo también ha costado descifrar su postura.

R. El PSdeG tiene vocación mayoritaria y debe atender a un problema de este país: hay miles y miles y miles de viviendas en situación de ilegalidad, y no se van a tirar porque no se puede. El PP planteó una regularización que a nosotros no nos valía, porque no es lo mismo hacerlo con una vivienda en el cauce de un río o encima de un castro que con una casa que se edificó en un pueblo sin plan general. Como creemos que es bueno un gran acuerdo por el territorio, enriquecimos la ley, pero le dijimos que había una cosa innegociable: la protección de los espacios naturales. Logramos que en ellos no se aplicase la regularización y cuando llegamos a la Red Natura, dijimos: ahí no se puede hacer acuicultura. Ellos aceptaron un texto y el presidente no tardó ni 12 horas en desautorizarlo. Eso rompió el consenso. Tiene que haber un acuerdo por el territorio, pero no para que apoyemos el urbanismo caótico del PP durante 16 años, sino para que el PP se acerque a nuestra política de protección de los cuatro años anteriores. Ahora que se han aflojado las tensiones especulativas, es el momento. Eso va a provocar miedo en las posturas más ortodoxas de los dos partidos. Pero hay que pensar una cosa: aunque nosotros no interviniésemos, el PP iba a sacar igual esta ley con una amnistía total.

P. Si tenían la certeza de que la ley impedía ocupar Touriñán, ¿por qué no la apoyaron?

R. Porque lo podría hacer con planes sectoriales, supramunicipales o decretos de interés estratégico. La directiva europea Habitat lo permite con esos medios. Y mientras los socialistas pintemos algo, no va a haber planta en Touriñán, estamos dispuestos a recurrir lo que sea.

P. Aunque hayan limitado la regularización, ¿el mensaje no es un premio al ti vai facendo?

R. El mensaje es que hay que defender lo público, que hay sitios de uso común que no se pueden invadir y donde habrá que tirar lo que haga falta. Y donde no es público, aplicamos un modelo. Insisto: ahí no se iba a tirar nada, ahí vive gente dentro, y hay que optar entre el cinismo colectivo o regularizar una situación de facto. Esas casas quedan fuera de ordenación y no se podrá hacer nada en ellas.

P. El propio Touriño insinuó que renunciaban a una de las banderas del bipartito.

R. No, yo creo que Emilio temía que se bajase la guardia, pero no dijo que se estuviese bajando. Él sabe bien que la bandera del urbanismo sostenible y la defensa de los espacios naturales forma parte de nuestro dogma, no vamos a renunciar a ella. Pero tampoco podemos quedarnos quietos y dejar que el PP vuelva al urbanismo depredador.

P. Mientras negociaba con ustedes, el PP fue legalizando lo de Barreiros, desmanteló la Axencia de Legalidade Urbanística...

R. A lo de la Axencia les votamos en contra. Y si alguien quiere convertirla en un chiringuito del PP, nuestros alcaldes se van a bajar de ahí. La Axencia tiene que ser un árbitro y su responsable debe salir de un acuerdo de dos tercios del Parlamento. En cuanto a Barreiros, es mentira que lo legalice esta ley. Ahí se está regularizando lo privado, legalizando delitos con dinero público y contra eso vamos a ser beligerantes. Y acabaremos incluso en el juzgado.

P. Una Administración socialista, la Diputación de Lugo, también va a aportar dinero.

R. Tenía intención de facilitar los sistemas de depuración para más sitios, entre los que se incluía ese. Yo le transmití a nuestra gente que donde hay irregularidades urbanísticas, las administraciones socialistas no deben apoyar. No podemos ser cómplices de delitos.

P. ¿Sobre la lengua sigue sin ver ningún terreno para el acuerdo con el PP?

R. Yo ahí veo una cosa: que el presidente de mi país no respeta el idioma de su país. Es un antigalleguista. Y como estoy seguro de que cualquier cosa la va a utilizar para contentar a los sectores más antigalleguistas del PP, en el idioma no me fío para nada de Feijóo. Queda una vía: una comisión parlamentaria para respetar el Plan y la Lei de Normalización y el Estatuto. Pero no lo va a aceptar. Es un rehén de sus fanfarronadas. A mi se me cuentan hace diez años que un presidente viene al Parlamento a leer a Castelao en castellano...

P. ¿El equilibrio lingüístico que defiende ahora no le suena bien a una parte del PSdeG?

R. Lo que suena bien en el partido lo decidimos entre todos. Y, en el tema de la lengua, no vamos a ceder ni un milímetro a veleidades individuales.

P. ¿Le molestó lo que dijo el alcalde de Santiago sobre el doble liderazgo entre usted y Blanco?

R. No, aunque tal vez no tuvo el mejor día de su vida. Pepe Blanco es un líder de la política nacional, el líder después de Zapatero. Y yo me siento orgullosísimo: es un referente para todos y el gallego que más ha hecho por Galicia en los últimos 100 años. Eso creo que es lo que quiso decir Pepe Bugallo. Blanco sabe perfectamente que el secretario general del PSdeG soy yo y las decisiones las toman sus órganos. Y nadie va a decirle a este partido lo que tiene que hacer.

P. Pero entre la figura de Blanco y los alcaldes de la otra parte ¿no queda usted emparedado?

R. Yo me siento encantado... Sería peor ser secretario general sin tener las ciudades ni los gobiernos gallego y central. El partido acaba de dar una lección tras sufrir una derrota dolorosísima y yo me siento absolutamente respaldado por todos, de hecho lo he sacado todo con el 100%. Tenemos la cultura de convivir con los alcaldes desde hace 25 años. Y, además, ahora tenemos estructuras provinciales y los alcaldes pintan lo justitito en ellas, aunque tienen eco mediático.

Pachi Vázquez, ayer en un hotel de Santiago.
Pachi Vázquez, ayer en un hotel de Santiago.PATRICIA SANTOS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_