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Cajasur, una fusión de alta tensión

- Unicaja y la entidad cordobesa abordan una semana clave para la integración - El Banco de España cita a Medel y Gómez Sierra el miércoles para dar cuentas

Lourdes Lucio

La semana que comienza mañana puede ser clave en el desarrollo del proceso de fusión de Unicaja y Cajasur. Llevan algo más de ocho meses de noviazgo accidentado, tensando una cuerda a la que le quedan pocos hilos intactos, con continuos órdagos por parte de la caja cordobesa y con, al menos, dos advertencias serias del Banco de España de proceder a su intervención si el proyecto se aborta. La caja que preside el sacerdote Santiago Gómez Sierra está en quiebra, arruinada, ha perdido 596 millones de euros el pasado año, 400 millones puede perder este ejercicio, no hay plan B, ni C, ni D y su único salvavidas se llama fusión. O intervención. No hay remedio sobrenatural para una caja cuyo principal activo y atractivo son sus fieles, aunque cada vez más asustados, clientes.

El plan de retorno de Cajasur sólo contempla la unión con Unicaja
El líder del PSOE de Córdoba votó a favor del cese de la interventora
"Aquí no hay una lógica, esto es otra historia", dice un consejero
"Esto sólo lo arregla un milagro", le dijo Gómez Sierra a un consejero andaluz
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En Unicaja, que ha cerrado el año con 204,8 millones de euros de beneficios, la paciencia también se está agotando. Consejeros, directivos, representantes sindicales han transmitido al presidente de la entidad, Braulio Medel, la duda de si esta aventura vale la pena y la queja de que ya está bien de empellones de los responsables de Cajasur.

El último codazo se produjo el miércoles 24 de marzo por la noche, el tramo horario preferido por la caja de la Iglesia católica para comunicar sus amenazas de plantes. Ese día, el Consejo de Administración de Cajasur formuló sus cuentas de 596 millones de euros de pérdidas y a renglón seguido, Gómez Sierra propuso, sin justificación alguna, el cese del director general, Antonio Barral, como cabeza de turco de una mala gestión que viene de lejos, lastrada sobre todo por arriesgadas inversiones inmobiliarias, donde tiene atrapados 1.700 millones de euros, según fuentes de la entidad. Pero también, por una política de recursos humanos en la que en la etapa presidida por el sacerdote Miguel Castillejo -que la abandonó en 2005- entraban al año 100 personas por "compromisos institucionales", vulgo enchufe.

Gómez Sierra no pudo guillotinar a Barral, que ocupa el cargo por sugerencia del supervisor, pero sí a la interventora.

Fuentes de Cajasur hacen descansar únicamente en el también deán de la catedral de Córdoba esta decisión, que fue votada por la mayoría del consejo. Curiosamente, los socialistas votaron divididos. Unos lo hicieron en contra y otros a favor. Entre los que avalaron con su voto la destitución de la interventora estaba el secretario general del PSOE de Córdoba, Juan Pablo Durán. Varias fuentes confirman que hizo una alocución muy dura en contra del cese, pero dicho lo cual afirmó: "Voto a favor porque me lo ha pedido el único que me lo puede pedir". Fuentes socialistas pintan tan negro el panorama en ese consejo -"fue uno de los más duros y tensos que he vivido", asegura uno de los asistentes- que sostienen que la fusión pudo haberse roto ese miércoles. De esta forma, justifican la decisión del líder provincial del PSOE de escoger como mal menor el fulminante cese de la interventora, muy valorada en el sector.

Unicaja contestó a lo que considera un incumplimiento grave del plan de gestión conjunto con una acción diplomática, pero firme: la retirada de su embajador en la entidad, Manuel Azuaga, coordinador de la fusión. Esta semana está prevista la reunión del comité de gestión de la fusión con Medel y Gómez Sierra. La caja malagueña ha exigido que se reponga en un cargo del mismo nivel a la interventora y nombrar a un sustituto de consenso, en lugar del que Gómez Sierra designó el mismo día del turbulento consejo. Hasta entonces, el coordinador no regresará.

El próximo miércoles ambos presidentes están citados por el Banco de España para dar cuenta del cumplimento del plan económico del proyecto de integración. Y también hay prevista esta semana una reunión de la mesa laboral. El plan propone un ajuste de la plantilla en 1.224 trabajadores, un millar perteneciente a la caja cordobesa, con el que se produciría una reducción de gastos de personal, en torno a los 60 millones de euros, según reconocieron ambas cajas en un comunicado el pasado domingo.

Las fuentes consultadas aseguran que Gómez Sierra actúa cada vez más a su aire, no consulta ni a sus superiores eclesiásticos ni a sus compañeros. "Esto sólo lo arregla un milagro", le dijo el deán a un miembro del Gobierno andaluz cuando a finales de noviembre el supervisor le advirtió con la enajenación. No se fía del director general ni de la interventora, sólo de un pequeño grupo, pero carece del apoyo social de la época en la que la entidad la presidía Miguel Castillejo, el cura que se retiró con una póliza de 2,9 millones de euros que le garantiza una pensión vitalicia que además heredarán sus cuatro hermanas.

Cuando se pregunta a miembros de Cajasur lo que persigue Gómez Sierra con esta estrategia de marcha adelante y marcha atrás, las explicaciones se sitúan en el terreno personal, no en el económico. "No está jugando al ajedrez. Aquí no hay un fin determinado, no hay una lógica. Esto es otra cosa, otra historia, Prefieren que le quiten la caja, que entregarla él", afirma una de las personas que han hablado con este periódico. Esta fuente añade otro ingrediente: "La animadversión que tiene a Braulio Medel, cree que lo ignora, que lo humilla. Gómez Sierra ha dicho que no lo aguanta". Esta versión la suscribe otra persona de Cajasur, que tilda de "demasiado cargante" al presidente de Unicaja.

La actuación del presidente de Cajasur en este proceso de la fusión es poco comprensible y ajena a la realidad. Negó la veracidad del informe de Boston Consulting Group, elaborado con los propios datos de la caja, en el que se avanzaba unas pérdidas de 528 millones, 68 millones menos que el balance final. Esgrime como bandera de su argumentación el ajuste laboral, pese a que en mayo pasado, antes del noviazgo con Unicaja, planteó al Banco de España una reducción de un 10% de su plantilla y el cierre de 54 oficinas. En realidad, como señalan varias personas, lo que está en riesgo con la intervención por parte del Banco de España no son un millar de empleos -para los que se buscan salidas pactadas-, sino los 3.200 de la caja cordobesa.

Gómez Sierra está viviendo toda esta situación como si unos bichos voraces extraterrestres amenazaran el mundo feliz y exuberante de Cajasur, cuando la situación de la entidad cruzó en el mes de julio un punto de no retorno para continuar en solitario. En un informe, la propia entidad reconocía que su "viabilidad como entidad independiente" estaba "seriamente amenazada". Pero es que hace tan sólo un mes, la caja controlada por los canónigos presentó al Banco de España su plan de retorno, toda vez que todos los índices de la entidad están desbocados. El informe no era otro que la fusión con Unicaja, el único que acepta el Banco de España.

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Fusión de andaluzasSCIAMMARELLA

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