"No queremos provocar la agresividad rusa"
La integración equilibrada de Ucrania "en el este y en el oeste" es uno de los fines de la política exterior del presidente electo, Víctor Yanukóvich, según afirma Leonid Kozhara, considerado su ministro de Exteriores en la sombra. "Ucrania es un país europeo y sólo ve su futuro en Europa", afirma este diplomático de 47 años, que fue vicejefe de la Administración presidencial de Leonid Kuchma. "Hay que concertar los procesos de integración en el este y en el oeste para que no se contradigan. La integración en el oeste debe ser amistosa con el este y al revés, para que Ucrania se vea como un país amistoso desde Rusia y desde la UE".
"La integración europea es un punto importante" para el nuevo presidente, pero "lograr los niveles europeos" tiene prioridad sobre "ser miembro de la UE". "No se trata de cuándo firmará Ucrania el Acuerdo de Asociación con la UE sino de qué firmará, porque si no velamos por nuestros intereses nacionales podemos perder mucho de esa colaboración económica", precisa. "Si adoptamos todas las normas europeas no resistiremos la competencia", dice, refiriéndose a la agricultura de su país, uno de los líderes mundiales en la exportación de cereales.
A Kozhara se le considera ministro de Exteriores en la sombra
"La relación con Moscú cuenta más que ser miembro de la OTAN"
La revolución naranja se cruzó en el camino de los "93 proyectos de acuerdo" redactados en 2003 para integrar a Ucrania en un espacio económico único "a diferentes niveles y velocidades" con Rusia, Kazajistán y Bielorrusia. A aquel planteamiento se "puede volver", dice, pero "Ucrania, como miembro de la Organización Mundial de Comercio, debe partir de las reglas en la OMC".
En 2017 expira el plazo de estacionamiento de la flota rusa del mar Negro en Crimea. Antes, Kozhara aboga por tratar algunos puntos de los acuerdos vigentes desde 1997. "Por estacionar la flota recibimos 92 millones de dólares al año [67 millones de euros], que en parte se destinan a amortizar la deuda por el gas", dice. "Es una suma ridícula que no permite desarrollarse a la ciudad de Sebastopol ni facilitar servicios e infraestructura de calidad a la flota". Y avisa: "Habrá que ponerse de acuerdo amistosamente sobre cómo Ucrania puede garantizar una mejor estancia de la flota y cómo ésta puede pagar nuestros servicios". "También hay que inventariar la propiedad", afirma, refiriéndose a los disputados faros del mar Negro.
Después de 2017, Kiev debe plantearse su seguridad. "Hasta ahora no hemos formado nuestra propia flota. Da risa que sólo tengamos un submarino sin baterías y ningún buque crucero". "Todos los países del mar Negro somos amigos, pero tenemos un conflicto de intereses con Rumania (en el delta del Danubio) y los pescadores turcos faenan de forma ilegal en nuestra costa. Está por ver si nos podremos defender cuando se vaya la flota. Necesitamos una estrategia de seguridad en el mar Negro". ¿Podría la flota rusa quedarse en Crimea después de 2017? "No lo excluimos, pero para responder con precisión hay que dilucidar si podemos defendernos a nosotros mismos, con qué infraestructura y con qué medios", señala. Y añade: "También es importante el precio. Puede que a Ucrania le sea ventajoso invitar a una o dos flotas y que nos paguen". ¿A la flota rusa también? "Por qué no, si nos pagan bien", contesta.
"No estamos en contra de la OTAN y planeamos el desarrollo de la colaboración multilateral en marcha, como el transporte de mercancías a Afganistán", afirma. Sin embargo, "consideramos que Ucrania no puede ser miembro de la OTAN y no vamos a apoyar la firma del MAP (Membership Action Plan), porque la mayoría de los ciudadanos está en contra del ingreso y porque no queremos que nuestra aproximación a la Alianza provoque la agresividad de Rusia". "Nuestras relaciones comerciales, de amistad y buena vecindad con Rusia son bastante más importantes que ser miembro de la OTAN", afirma.
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