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Reportaje:

Servicio de música a domicilio

Pagar la voluntad, tocar en el salón de casa o editar sólo en casetes. Son algunas de las ideas originales para difundir música sin utilizar Internet

Carlos Marcos

Internet salvará a la música. Hay quien piensa que no, que con imaginación y utilizando métodos tan puros como tradicionales se puede llegar más lejos. O, al menos, conseguir mayor satisfacción. He aquí cinco ejemplos de grupos madrileños.

- Concierto en el salón de casa. Tomó la iniciativa para escapar del trajín que supone tocar en una sala: cargar con la batería, conseguir dinero para alquilar el local, comprobar que los amplificadores funcionan... Así que decidió acudir con su guitarra y poco más y tocar en lugares tan inusuales como el salón de una casa. "Se trata de buscar otras vías, de saltarte los engorrosos métodos tradicionales", comenta el protagonista, Guillermo Farré, madrileño de 30 años y jefe del grupo Wild Honey. Ha editado un disco de pop sibarita y elegante llamado Epic handshakes and a bear hug. Esto de tocar en salones es una iniciativa de Pilar Sanz, una madrileña de 28 años. Lo llama Live in the living (Directo desde el salón). "Lo hago por amor a la música. Es gratificante ver a los músicos tan en crudo", señala. Consiste en lo siguiente. Pilar busca una casa con un salón hermoso a cuyo propietario no le importe acoger un concierto. Se cobra una entrada de unos 10 euros (para pagar las bebidas y algo a los músicos) y empieza la fiesta. Los Wild Honey se apuntan siempre. "Cantar sin micrófonos y sin electricidad es lo más puro. La atención del público es total", comenta Guillermo. A mitad del concierto se suele hacer una pausa para que los espectadores (no más de 40) acudan a la cocina a por cervezas. Un trago y continúa la actuación.

Fernando sale al escenario con una guitarra y el público hace peticiones
Jorge Ramírez lleva el disco a casa del cliente montado en bicicleta

- Paga la voluntad. La historia es tal cual: vas a un concierto y a la salida pagas la voluntad. Es una idea del cuarteto madrileño Delco. Lo cuenta su cantante, Manu Piñón, de 30 años: "Nos sirvió el ejemplo de Radiohead. Ellos lo hicieron con un disco y nosotros lo hemos trasladado al concierto. Se trata de recuperar una tradición en el rock: el grupo tocaba y, luego, si a alguien le gustaba, invitaban a los músicos a copas". Delco presenta este jueves en El Sol su segundo disco, Sophomore. Podrá entrar todo el que quiera de forma gratuita. A la salida se situará una urna para que los espectadores aporten lo que consideren. Lo han llamado Concierto sostenido. Un apunte más: el grupo debe recuperar los 450 euros que se han gastado en la producción del concierto.

- Recitales a la carta. Es una idea de Remate, puntal del pop indie nacional y álter ego del madrileño Fernando Martínez, de 34 años: "La industria musical tiene una estructura muy marcada de disco-gira-entrevistas. Yo intento salirme de eso porque me aburre. Se me ocurrió hacer algo que me divirtiera y, a la vez, entretuviera a la gente". Y así nacieron los Conciertos a la carta. ¿En qué consisten? Remate sale al escenario con su guitarra y el público hace peticiones. Pueden ser de la discografía del músico (siete discos, casi 100 canciones) o de otros artistas. Le han pedido de Alice Cooper, Björk, Bob Dylan... "La gente es muy pudorosa y al principio no se atreve. Tengo que incitarles yo para romper el hielo. A partir de la primera petición ya se anima todo el mundo", relata Remate.

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- El músico-mensajero. Cada vez que hace un movimiento este madrileño de 28 años es inevitable pensar: qué buena idea. Jorge Ramírez tiene un grupo que se llama Hyperpotamus. Tipo de música: inclasificable, y tómese el calificativo de forma literal. Una cosa es segura: es a capela. Pero este hombre se hace acompañar de unos micrófonos por los que va grabando sonidos con su voz y luego los reproduce en el escenario. El resultado es de boca abierta. Jorge disfruta de su soledad musical: se edita su música, es su propio representante y hasta ¡te lleva el disco a casa! Así lo cuenta: "Para sacar un disco con una compañía tienes que pagar a la SGAE 1.000 euros; luego te devuelven 900 a los seis meses. Así que lo saco yo mismo, me busco los conciertos y, si vives en Madrid, te lo entrego a domicilio". Efectivamente, si resides en la capital y quieres comprar su nuevo álbum, Largo bailón, acudes a su página web (www.myspace.com/hyperpotamus), le pones un correo y lo recibes en casa. "Vivo en Tirso de Molina, así que cojo la bici y me planto en unos minutos en cualquier calle. Llamo al telefonillo y digo: 'Hyperpotamus a domicilio", explica Jorge. Y sin gastos adicionales: sólo 10 euros, lo que cuesta el disco. "A veces hasta me invitan a un té", concluye.

- Editan sólo casetes. Se llaman Sudor, residen en Usera y son más punkis que Sid Vicious. Tanto que no quieren salir en la prensa, no tienen página en MySpace y editan sus canciones sólo en casetes. "El punk siempre se ha sacado en cinta. Nosotros hemos escuchado cintas y por eso ahora la utilizamos. Agradecemos tu interés, pero no quiero hablar más, que no nos interesa salir en la prensa oficial". Fue lo poco que se le puede sacar a un grupo que se mueve por centros okupas. Otra cosa: las casetes las compran en EE UU e Inglaterra y las graban una a una.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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