El terrorismo islamista
Tratando de disipar cualquier duda sobre su firmeza contra el terrorismo, Barack Obama discutió ayer medidas para tapar los agujeros detectados en los servicios de espionaje y ordenó revisar los sistemas de seguridad en el transporte aéreo. Al mismo tiempo ofreció garantías de que se están dando todos los pasos necesarios para proteger a la nación.
Su misión oficial era infiltrarse en las filas de Al Qaeda como un yihadista extranjero y obtener información para los estadounidenses sobre el paradero de la mano derecha de Osama Bin Laden, el médico egipcio Ayman Al Zawahiri. Pero el terrorista suicida que la semana pasada se inmoló en una base de la CIA en Afganistán matando a siete agentes tenía su propia agenda oculta.
La escalada de las amenazas y ataques por parte de fuerzas rebeldes vinculadas a la red terrorista Al Qaeda en Somalia obligó ayer a Naciones Unidas a suspender las operaciones humanitarias que realiza en el sur del país a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Irán ha prohibido a sus ciudadanos que mantengan todo contacto con 60 organizaciones, alegando que éstas intentan desestabilizar al régimen. En esa lista negra elaborada por el Gobierno se encuentran grupos de derechos humanos, páginas de Internet de la oposición y medios de comunicación.
A cuatro o cinco meses de los comicios, la política británica ha abierto 2010 en plena fiebre electoral. En muchos sentidos, estas elecciones serán muy distintas a las tres anteriores (1997, 2001 y 2005). La principal diferencia es que Tony Blair ya no está en el cartel.
Las Grandes Escuelas francesas, un grupo de más de 200 centros de educación superior paralelas a la universidad, pero bien diferenciadas, vivero de dirigentes políticos, excelentes ingenieros y reputados economistas, pero acusadas con frecuencia de perpetuar un elitismo social endogámico, se encuentran en el ojo del huracán político en Francia.