Alemania amenaza a GM con dejarla sola ante Opel y retirar las ayudas

La canciller de Alemania, Angela Merkel, advirtió ayer a General Motors (GM) que "tendrá que asumir con sus propios medios la carga principal de la reestructuración" de la automotriz Opel. En su primer discurso ante el pleno del Bundestag (cámara baja) desde su reelección el pasado 27 de septiembre, Merkel atacó con dureza la anulación de la venta de Opel por parte de GM, dada conocer siete días antes.

El Ejecutivo alemán había comprometido 4.500 millones para financiar la reestructuración de la marca europea de GM. Sin embargo, la cancelación de la venta a la canadiense Magna y el temor a que el recorte salarial se cebe en las factorías alemanas ha hecho cambiar las tornas. Merkel acució a la compañía para que presente "con rapidez" una "propuesta fiable que ofrezca buenas posibilidades de futuro a Opel-Europa y a las fábricas alemanas".

Berlín apremia al fabricante de EE UU a devolver ya el crédito concedido

No había ayer aires de fiesta en el Bundestag, un día después de las celebraciones por el 20º aniversario de la caída del Muro. Vestida de negro y cariacontecida, Merkel dijo lamentar "extraordinariamente" la cancelación del acuerdo entre GM y la empresa canadiense Magna, pero añadió que los trabajadores "necesitan más que nuestros lamentos". Opel despedirá a 10.000 de sus 50.000 trabajadores en Europa.

La canciller exigió a GM que se comprometa con los trabajadores europeos "igual que lo hace con los de Estados Unidos". Sólo así podrá llegarse a un entendimiento sobre posibles ayudas estatales a Opel. La decisión repentina de GM ha levantado ampollas en Berlín, ya que venía, según dijo, motivada por los recientes resultados, hinchados en parte por las ayudas a la compra de automóvil del Ejecutivo alemán.

El Gobierno de Merkel ha pedido a GM que devuelva el crédito puente de 1.500 millones de euros concedido en el peor momento de la crisis. Ayer, GM aseguraba haber pagado otros 200 millones de euros, con lo que la deuda asciende ahora a 600 millones. Tienen hasta el 30 de noviembre para efectuar todo el desembolso, aunque GM ha repetido en varias ocasiones que tiene suficiente liquidez para cumplir con los plazos.

Pero no es la única complicación financiera de GM. La agencia de calificación de riesgo Moody's cifró ayer en 5.700 millones de euros el importe para sanear su filial europea. Este monto contradice a GM, que dice necesitar sólo 3.000 millones de euros.

El banco ruso Sberbank, asociado con Magna en la frustrada compra de Opel, anunció que estudia querellarse contra GM por los perjuicios causados con la anulación del acuerdo el pasado martes. En septiembre, Magna, Sberbank y los Gobiernos europeos daban por hecho que Opel cambiaría de manos. Herman Gref, presidente de Sberbank, aseguró sin embargo que esperan "alcanzar un acuerdo sin recurrir a pleitos". Magna, por su parte, dice que ha perdido unos 100 millones de dólares en la fracasada operación.

GM anunció además el relevo en la dirección de Opel. El británico Nick Reilly, de 59 años, será el encargado de hacer frente a la crisis de la empresa. Reilly, con fama de tener mano dura, ocupará este puesto de forma provisional, hasta que la dirección encuentre un nuevo consejero delegado.

Por otro lado, Merkel defendió el recorte fiscal de 8.500 millones en detrimento de la consolidación fiscal alemana. "Sin crecimiento no hay inversiones, ni empleo, ni asistencia", dijo. El Banco Central Europeo había criticado a la cancillería por no poner freno a la deuda pública, que puede alcanzar los 90.000 millones de euros el año que viene. El ahora líder de la oposición, Frank-Walter Steinmeier, criticó a Merkel por traicionar la tradición alemana de "prudencia fiscal". "Este truco nunca ha funcionado", expuso.