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Ovejero usa el disparate para hablar de la Guerra Civil

Aurora Intxausti

Se ha zambullido en la comedia sin red. Quería abordar un tema tan espinoso como la Guerra Civil y optó por buscar la vis más cómica en su literatura. En La comedia salvaje (Alfaguara), la última novela de José Ovejero (Madrid, 1958), hay personajes y situaciones delirantes que se suceden mientras el protagonista, Benjamín, trata de detener la guerra recorriendo un país que se ha lanzado a su propia destrucción.

"Me atraía escribir una comedia disparatada sobre la guerra, quizá como reacción a tantos discursos y literatura épica sobre un tema que todavía hoy provoca profundas heridas. Así como Cervantes escribió un libro contra los libros de caballerías me apetecía escribir algo sobre los libros bélicos al uso. Quería hacer algo disparatado sobre el disparate que es la guerra", puntualiza el escritor.

Ovejero, que vive a caballo entre Bruselas y Madrid, reivindica la sátira como manera de hacer literatura comprometida. "Abordar la Guerra Civil es un tema tabú para muchos porque las personas que son de un lado u otro se mueven sobre verdades inamovibles, y según lo que tú opines te pueden tachar de reaccionario. Por eso el interés de utilizar la comedia".

Falsa épica

En La comedia salvaje no hay fidelidad histórica, aunque sí mucha imaginación. Lo absurdo y rocambolesco vertebran esta novela, en la que, según el autor, "conviven el dolor y el disparate". El escritor insiste en que no se trata de una comedia moralizante. "Por supuesto que hay malos y actos injustos en una guerra que deben ser juzgados como tal, pero es la falsa épica del pasado en contra de lo que voy en el libro". Ovejero cree que la literatura debe criticar y desmontar los discursos sobre la realidad, pero nunca imponer una interpretación de la misma. El autor ha elegido como protagonista a Benjamín, un joven que pertenece al bando "más importante y más olvidado" de la guerra: el de "los que no la querían".

La historia comienza cuando el propio Manuel Azaña le encomienda a Benjamín una importante misión que podría poner fin a la guerra. Así comienza un recorrido por España que, "salvando las distancias", precisa el autor, es semejante al que hace don Quijote. Llegado un momento, el protagonista no sabe si el alucinado es él o lo es la realidad.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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