Polémica por la detención al artista
Roman Polanski viste ropa de preso en una austera celda de Zúrich, donde recibe ánimos, información sobre su caso y un estipendio penitenciario de tres euros diarios. Consternado pero no vencido, maldiciendo probablemente su encuentro de hace tres decenios con la núbil aspirante a modelo Samantha Geimer, desayuna café, mantequilla y mermelada, y cena pan y queso.
Roman Polanski era una celebridad cuando conoció a Samantha Geimer en un restaurante californiano, en el año 1977, y prometió endiosarla artísticamente con una serie de fotografías para la revista Vogue.
La compra de Marvel por parte de Disney y el posterior anuncio del conglomerado Time-Warner de la reconversión de su antigua adquisición DC Comics en la moderna y multimediática DC Entertainment auguraba el comienzo de uno de los combates más titánicos entre empresas del show business que se tuviera noticia.
"Mira, te voy a contar exactamente los pensamientos que asaltaban mi mente mientras rodaba La naranja mecánica: '¿Qué demonios habrá para desayunar mañana? ¿Será tan malo como lo de hoy?'. Te lo aseguro, de verdad, los caterings de los rodajes ingleses son lo peor del mundo".