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El ex novio de Laura se resiste a confesar cómo mató a la joven

La juez imputa homicidio a Javier Cruz a la espera de más información

El homicida confeso de Laura Alonso se ha resistido hasta el momento a detallar el medio que utilizó para causar la muerte de su ex novia. Javier Cruz se derrumbó a última hora de la tarde del lunes cuando, tras cerca de 40 horas retenido en la Comandancia de la Guardia Civil de Ourense, la policía judicial le informó de que lo llevaba a registrar su vivienda familiar en presencia de sus padres y de las cámaras de televisión de toda España. "A mis padres no los metan en esto", requirió. Y concedió a cambio su confesión de inculpación. Pero fue una confesión a medias.

Pasadas las 12.30 de la noche, Cruz fue trasladado ante la juez que instruye la causa. Más de un centenar de personas lo estuvieron esperando durante horas en las inmediaciones del Palacio de Justicia. En cuanto llegó, le increparon, zarandearon el furgón policial en el que viajaba y pidieron a gritos que lo mostraran para que diera la cara tras el crimen. "Que lo suelten, que nos lo dejen a nosotros unos minutos", clamaban algunos entre la multitud -la mayoría jóvenes- enfebrecida por la sucesión de acontecimientos.

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Pese a todas las tensiones, Javier Cruz mantuvo la sangre fría y, en el inmediato interrogatorio al que fue sometido, reiteró ante la juez la confesión de su autoría de la muerte de Laura, pero no hubo manera de arrancarle nada respecto al método utilizado. "No dijo exactamente el mecanismo que utilizó" para provocar la muerte a la joven. Durante las más de tres horas de interrogatorio respondió con un sistemático "no sé" a cuántas preguntas concretas le fueron formuladas, según sostienen las fuentes judiciales consultadas por este periódico.

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Mientras las autoridades judiciales inician el periodo de investigación en espera del resultado de los análisis complementarios de la autopsia (pruebas biológicas y toxicológicas) y de otras testificales para instruir la causa, la jueza le ha imputado un delito de homicidio y ha decretado su ingreso en la cárcel orensana de Pereiro de Aguiar, en donde ya pasó las horas de la noche del lunes al martes después de prestar declaración.

La confesión del ex novio de Laura Alonso no sorprendió a los vecinos de Toén, pero desbordó la tensión. Las familias de la víctima y del supuesto homicida mantenían relación. "El pueblo es ahora como una olla a presión", sostiene un vecino. El alcalde, Amancio Cid, se vio obligado a pedir serenidad a los habitantes.

Mientras los familiares y amigos de Laura se echan a la calle a reclamar justicia, la familia de Javier Cruz y sus amigos más próximos se recluyen. Los primeros convocaron y participaron ayer en una nueva concentración ante el Palacio de Justicia de Ourense, que reunió a varios cientos de personas a media mañana.

Una de las tías de la joven, Patricia Vidal, leyó en esa concentración un comunicado breve y directo. "Pedimos primero encontrarla; segundo, encontrar al culpable y, tercero, que se haga justicia", dijo. Cumplidos los dos primeros objetivos, "seguiremos luchando con el mismo ahínco por el tercero", anunció.

La familia de Laura hace un llamamiento a la conciencia colectiva para que su muerte "no sea en vano" y entre todos se consiga eliminar esta "lacra social que vemos tan lejos pero tenemos tan cerca". Ella no vio lo que se le venía encima a su sobrina. "Jamás pensamos que acabaría así", comentaba la tía de Laura tras la concentración. "Javier nos engañó a todos: parecía agradable y simpático y sus padres eran excelentes". Pero Javier Cruz no engañó a todos.

Las amigas de Laura tuvieron un pálpito inequívoco el lunes en que la joven desapareció. "Supimos que había sido él. Todas. Lo tuvimos claro", señalan. A ninguna de ellas le gustaba Javier. "Más que querer a Laura, lo que quería era controlarla". Era "muy mayor", "bastante chuletilla" y, sobre todo, "posesivo". Así describen al homicida confeso. Aseguran que Laura apenas hablaba de él: "Le daba vergüenza", sobre todo después de la denuncia por malos tratos que le puso en enero de 2008.

"La pegaba, y esa vez le dio además un empujón. Cuando lo supimos le dijimos todas que lo dejara ya, pero ella se ponía a llorar. Estaba loca por él ¿Cómo vas a insistirle a tu amiga si ves que le haces daño?", argumenta una. "Siempre pensamos que podría volver a pegarle; pero no que la mataría", lamentan ahora su inexperiencia, mientras ahogan la profunda pena con el remordimiento.

La relación de la joven Laura Alonso con su presunto homicida estaba fatalmente descompensada. Las amigas sostienen que la humillaba con relaciones paralelas ("le ponía los cuernos continuamente"), pero ella estaba cada vez más triste y más enganchada.

Cuando hace apenas cinco meses decidió vivir su vida sin él y empezó a salir con otro, su ex novio comenzó a reclamarla. Mensajes al móvil, citas... "Todo clandestino". Hasta que la muerte lo publicitó.

Amigos de Laura Alonso portan su atáud, ayer en el entierro de la joven en Xestosa, Toén.
Amigos de Laura Alonso portan su atáud, ayer en el entierro de la joven en Xestosa, Toén.DIEGO LEMOS

Una sobria y dolorosa despedida

Los amigos de Laura Alonso la acompañaron con rabia contenida hasta el final. Vapuleados por el largo rosario de acontecimientos, pero aún enteros. La pequeña iglesia de Santa María de Xestosa se desbordó. Una multitud, mayoritariamente integrada por jóvenes, muchos adolescentes, caminó de nuevo en silencio, esta vez hasta la iglesia y la tumba en la que descansan ya para siempre los restos de la joven orensana.

Los más allegados a Laura portaron el casi centenar de coronas y ramos recibidos e hicieron un pasillo a la comitiva fúnebre.

Los amigos de Laura acarrearon el féretro partidos por el dolor. Detrás, los familiares tenían que sostener a los desconsolados padres por los hombros. Los llevaron literalmente en volandas durante todo el camino porque no conseguían tenerse en pie.

Mucho dolor contenido, muchas lágrimas calladas y mucha prudencia. También muchas autoridades. Tras la misa, oficiada por el párroco de Xestosa, el portavoz familiar volvió a mostrar la mesura habitual: "Gracias. Nos habéis dado el mejor apoyo en la gran desgracia", dijo a los vecinos del pueblo, a los psicólogos, a los miembros de Protección Civil y a las autoridades.

En las inmediaciones de la iglesia, los vecinos mantuvieron también el dolor y la impotencia, aunque todos daban por hecho que el pueblo de Toén, al que pertenece la parroquia de Xestosa, "nunca será el mismo".

No hubo alusiones abiertas al autor confeso del crimen machista, Javier Cruz González. Sólo quedaba la pena. "Demasiado dolor para un pueblo tan pequeño", concluyeron algunos.

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