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Madrid planea pisos para medio millón de vecinos

Valdecarros y los futuros desarrollos suman unas 180.000 nuevas viviendas

Daniel Verdú

Una ciudad dentro de otra. Eso es lo que aprobó ayer la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid. Valdecarros es el último gigante urbanístico que se suma a la imparable expansión de la capital. En este caso, se trata de unas 48.000 viviendas en una superficie total de terreno de 20 millones de hectáreas. Algo así como la ciudad de Albacete dentro de Madrid. El mayor crecimiento urbanístico de la comunidad.

Pero es solamente una parte. En unos 20 años, con los desarrollos pendientes y las operaciones Campamento y Chamartín desbloqueadas, Madrid crecerá en unas 250.000 viviendas más, según el Consistorio. De momento, los que tiene previstos o pendientes de construir alcanzan los 180.000.

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Valdecarros, el gigantesco barrio que aprobó definitivamente ayer el Ayuntamiento, que limita al norte con Mercamadrid y al sur con la M-50, destinará 3.100.000 de sus 20 millones de metros cuadrados a uso lucrativo. En ellos se erigirán 48.000 pisos, de los cuales el 50% tendrá alguna protección pública. Pero la cosa va para largo. Antes de unos siete años no se empezará a levantar ni una sola vivienda. Primero toca urbanizar.

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El Ayuntamiento no cree que todas estas viviendas que se construirán, incluidas las que quedan por desarrollar, puedan generar un stock inabarcable. Muchas no comenzarán a construirse hasta dentro de, al menos, 10 años, y otras podrían tardar en entregarse hasta 20.

"Es lo previsto en el plan general de 1997. Y ahí se calificó todo el suelo que había. Ahora no tiene sentido definir si son muchas o pocas. Esto se tendría que haber planteado entonces. Pero a la ciudad de Madrid le faltan 250.000 viviendas", explica la concejal de Urbanismo, Pilar Martínez. "Otra cosa es que el momento sea el que es. Ahora hay un stock porque se ha construido más de lo que se podía comprar. Una vez se haya vendido, y para eso tenemos muchos años, volverá a haber demanda", insiste la concejal de Urbanismo.

El excedente de vivienda en la región (ya construida pero a la espera de un comprador), según la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), es ahora mismo de unos 50.000 pisos. En unos cuatro años, cuando haya pasado la crisis, creen las fuentes consultadas, puede asumirse esa cifra. Pero los futuros nuevos barrios como Valdecarros, Los Ahijones, Los Berrocales, Los Cerros, Valdebebas, Arroyo Fresno, Campamento o Chamartín, añadirán otras 250.000. Y a todo eso, hay que sumar, por ejemplo, las 30.000 viviendas que Alcorcón construirá en su nuevo barrio pegado a la capital y al futuro desarrollo de Campamento.

Para el responsable de urbanismo del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) y autor del Plan General de 1997, Pedro Ortiz, "no es una cifra descabellada". "Los madrileños viven peor que los europeos en cuanto a metros cuadrados", explica. Ortiz señala que mientras en Madrid se sale a 28,5 metros cuadrados por habitante, en Alemania son unos 40 o en Dinamarca 43. "Tendríamos que incrementar nuestra calidad de superficie construida en un 50%. Pero hay que medirlo en metros cuadrados, no sólo en número de viviendas", explica advirtiendo del peligro de que lo que se sume sean sólo pisos pequeños.

Y ahora es cuando, quizá, toca replantearse el modelo de los nuevos desarrollos y aprender de los errores. "El plan del 97 se hizo pensando muy a largo plazo. Calificó la capacidad total que tenía Madrid. Durante la etapa del boom inmobiliario se confundió la capacidad de saturación del plan, con el mercado", explica el urbanista y autor del plan de Campamento, José María Ezquiaga. "Ahora hay que pensar qué necesita Madrid, no lo que puede absorber el mercado. En el caso de los nuevos PAUS se trata de plantear un modelo de ciudad que lo satisfaga. Hay que ir más lejos y no funcionar por inercia. Aprendamos de los errores", insiste. Eso significa, entre otras cosas, aumentar los plazos de construcción que se dan para todas las viviendas previstas y pensar en asuntos clave como el transporte público.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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