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Los problemas del sector financiero

Moody's rebaja la nota de fortaleza financiera a 30 entidades españolas

Ocho cajas y un banco caen al nivel en que es probable necesitar ayuda externa

En lo más duro de la crisis, el sector financiero español encaja un nuevo mazazo. La agencia de calificación crediticia Moody's asestó ayer un duro golpe al rebajar de una tacada la nota de fortaleza financiera de 30 bancos y cajas debido a la creciente presión que afrontan por el deterioro de sus activos y la fenomenal recesión que sacude a la economía española. Asimismo, mantiene bajo vigilancia -con posibilidad de rebaja- las notas de los dos primeros grupos bancarios, el Santander y el BBVA, lo que prácticamente equivale a poner en jaque el rating del conjunto del sector.

Moody's no hizo más sangre porque considera que el apoyo del Gobierno limitará los daños de la banca, como ha sucedido en el resto de Europa. Ese auxilio del sector público es el que permite una mejor calificación de la deuda a largo plazo -el rating que los mercados suelen mirar con lupa-, que en ningún caso se sitúa por debajo del nivel de bono basura pese a que la rebaja afecta a 25 entidades. "No se ven peligrar los depósitos y tampoco hay riesgos de impago porque el Gobierno ha dado claras muestras de apoyo al sector", resumió Olga Cerqueira, de Moody's.

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El problema es que eso no supone que no haya verdadero peligro en algunas entidades. La rebaja ha sido especialmente brusca en las notas de fortaleza financiera, en las que no se recoge el posible efecto de una ayuda estatal. Moody's ha degradado ese rating a 30 entidades -incluso tres o cuatro escalones de golpe-, y hay nueve casos que caen a niveles situados entre D- y E, lo que significa que es probable que necesiten apoyo externo (en forma de ayudas públicas, por ejemplo). Tres de las mayores cajas están en esa tesitura -Caixa Catalunya, CAM y Bancaja-, en una lista que completan Caja España, Caja Ávila, Caja Segovia, Caja Cantabria, Caja Insular de Ahorros de Canarias y Banco de Valencia. Podría haber más: Caixa Tarragona y Caixa Penedès han decidido prescindir de los servicios de Moody's, una de las grandes agencias de calificación, que tampoco examina a Cajasur. Otras cajas se han dado de baja de S&P y Fitch para evitar un examen parecido.

Hasta ahora, las revisiones se habían limitado a los bancos y cajas más expuestos al sector inmobiliario, la bestia negra de España en los mercados internacionales. Pero el ladrillo ya no es ni de lejos el único quebradero de cabeza: la duración y la profundidad de la crisis económica amenazan con afectar a más y más entidades, por los problemas de morosidad y en última instancia de solvencia del sector, según Moody's, que cumplió ayer las amenazas que lanzó hace un mes contra el sistema financiero español, cuando puso en vigilancia a 36 entidades. Muy pocas se salvan de la quema.

La consecuencia es doble. Por un lado, la agencia dispara contra la imagen de la banca española en el exterior, muy castigada a pesar de la resistencia demostrada en los últimos meses: apenas Caja Castilla La Mancha presenta problemas a estas alturas, cuando las nacionalizaciones y las ayudas millonarias han sido la tónica en todo el mundo desde el estallido de las turbulencias finanieras. Por otro, ese castigo sobre el coste reputacional -una suerte de pérdida de fe en las posibilidades de la banca española de salir indemne de la crisis- se traduce en euros contantes y sonantes: aumenta el coste de financiación de esos bancos y cajas, justo en el momento en el que la banca española había vuelto a captar fondos sin grandes problemas en los mercados, incluso sin avales del Gobierno.

Uno de los puntos fuertes que han permitido a la banca española capear las dificultades ha sido la regulación: las provisiones anticíclicas del Banco de España. Pero esas reservas de emergencia se van reduciendo a medida que cae la economía, sube el paro, se eleva la morosidad y, en definitiva, van llegando las vacas flacas. "El colchón de esas provisiones se está agotando", resumió Cerqueira. "La creciente presión que enfrentan muchos bancos españoles ante un fuerte deterioro de la calidad de los activos queda reflejada en sus ratings de fortaleza financiera", indicó Maria Cabanyes, vicepresidenta senior de la agencia.

Vienen curvas en toda Europa. El Banco Central Europeo (BCE) calcula que entre activos tóxicos y créditos morosos, la banca europea todavía tiene pendientes de provisionar 200.000 millones de euros adicionales. En lo que va de año, Moody's ha degradado la notas de más de 600 entidades europeas. La vicepresidenta Elena Salgado se agarró a esa cifra hace unas semanas para minimizar el efecto de las rebajas de calificación en España. Pero si las previsiones del BCE se confirman y la recuperación se retrasa, el baile no ha hecho más que empezar.

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