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Vizcaya permitió vertidos en el solar para Afer que hacían inviable la fábrica

Vecinos señalan que los depósitos eran incontrolados y no se compactaban

La Diputación de Vizcaya permitió vertidos en la zona de Alonsotegi reservada para la fábrica de pisos de Afer que hacían casi inviable la construcción de la planta. Los depósitos de tierras, piedras y otros materiales no eran compactados a continuación, según confirmaron vecinos de Alonsotegi, una técnica habitual cuando se hace un relleno para edificar sobre él. "Construir sin compactar es más arriesgado [por la estabilidad del terreno] y más costoso; te puede salir diez veces más caro", afirman constructores consultados. La Diputación, según señaló un portavoz foral, no comentará este hecho hasta que el diputado foral de Obras Públicas, Iñaki Hidalgo, comparezca ante las Juntas tras la petición hecha por el PP.

El convenio obliga a entregar suelo que no requiera cimentación especial
"Así se puede edificar, pero no es normal. Te cuesta diez veces más"

Los rellenos realizados en el solar destinado a la fábrica de Afer es otro punto de duda en el conflicto suscitado entre el grupo constructor y la Diputación. Aralar y el PP han asegurado, según datos aportados por el principal propietario del solar de Alonsotegi, que el relleno habría ahorrado cerca de 36 millones de euros a las empresas que hicieron los vertidos.

El acopio de tierras empezó en 2004, cuando había otros planes para la zona. La Diputación ofreció a los propietarios recalificar el suelo de rural a residencia a cambio de crear un gran vertedero con las tierras procedentes de las obras del corredor del Cadagua, la autovía a las Encartaciones. En esos años (como se ve en la imagen de arriba), los vertidos eran compactados convenientemente.

Pero a finales de 2006, tras la firma de los convenios de la Diputación con Afer para la fábrica de pisos, las tierras ya no se compactaban y, según residentes de la zona, eran indiscriminados: venían camiones por la noche, que no procedían de las obras del Cadagua, y "tiraban de todo", agregan los vecinos. Según la documentación gráfica obtenida por este diario, se depositaron plásticos, maderas o aluminio. "No había ninguna vigilancia", afirman. Los depósitos persistieron hasta finales de 2008.

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El gigantesco montículo que hoy se puede observar (más de tres millones de metros cúbicos, que ocupan una superficie similar a cinco campos de fútbol) hace casi inviable cualquier edificación, según varios constructores. Lo habitual en estos casos es echar los materiales de relleno en tongadas, compactándolas en capas de unos 25 centímetros de espesor, ya que en caso contrario el suelo no se asienta. "No me creo que los técnicos de la Diputación dejaran de hacer eso. O tuvieron presiones políticas o alguien les dijo que ahí no se iba a edificar nada", opina una persona que trabaja en obras públicas.

El responsable de una constructora vizcaína apunta que en esas condiciones "es posible edificar, pero te cuesta diez veces más. Es más arriesgado y más caro. Lo lógico es hacerlo en tongadas". Otro constructor recalca que "no es normal" realizar ese relleno sin compactarlo. "Se hace así cuando lo vas a dejar tal cual, no cuando vas a edificar algo. En caso contrario, tienes que dejarlo varios años sin tocarlo para que vaya asentando, antes de edificar", agregó. El convenio firmado entre la Diputación y Afer fijaba el plazo de un año para que su filial Habidite dispusiera del suelo, es decir, a finales de 2007. Pero los rellenos en el solar de Alonsotegi prosiguieron un año después y no terminaron hasta noviembre de 2008.

Además, en su punto quinto, el acuerdo señala como compromiso de la Diputación la entrega del terreno con "una tensión que le haga apto para una actividad pesada, sin que para ello sea necesaria una cimentación especial". Agrega que la ejecución del "relleno deberá estar compactado y controlado" para que los posibles movimientos del suelo "no estén fuera de los márgenes permitidos por el Código Técnico de la Edificación".

El PP ha exigido a la Diputación las facturas de los vertidos depositados en la zona -el canon por metro cúbico de escombros asciende a 12 euros-, el nombre de las empresas que echaron, los tipos de residuos extraidos del corredor del Cadagua y lo que abonó la Diputación, por este concepto, a las firmas que acometieron las obras del corredor del Cadagua.

Estos rellenos provocaron una denuncia judicial del principal propietario del solar reservado a Afer -el expediente de ocupación temporal del suelo tenía que haber concluido en 2008- en la que pide la retirada de los vertidos de su finca.

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