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Una joven mirada alemana al horror del Holocausto

Britta Wauer filma a una superviviente de Auschwitz

Jacinto Antón

Las imágenes muestran a la octogenaria Gerda Schrage con un tarrito en la mano. Lo abre, "después de muchos años", para mostrar un arrugado y minúsculo pedazo de piel seca: es de su brazo y lleva tatuado su número de deportada en Auschwitz. Se lo hizo cortar tras escapar del infierno para que no la reconocieran y volvieran a enviar allí. Lo conserva porque considera que forma parte de su identidad y quiere que la entierren con él.

Es una de las muchas escenas emotivas de un documental conmovedor, El silencio de Gerda, proyectado el miércoles en el Festival de Cine Judío de Barcelona y que tiene la extraordinaria singularidad de haber sido dirigido por una joven realizadora alemana, Britta Wauer (Berlín, 1974), cuyo abuelo fue miembro del partido nazi y fusilado por los rusos.

El documental sobre Gerda Schrage se ha visto en el Festival de Cine Judío

El encuentro entre la anciana superviviente judía y la cineasta, durante el que se creó una química especial, se traduce en un filme de impresionantes sensibilidad y humanidad, y de una gran belleza formal, casi un adagio en el que se mezclan imágenes de la guerra y la posguerra, del Berlín de la década de 1960 y del Nueva York actual, adonde emigró Gerda y donde sigue viviendo. "Rodamos durante un mes, sin seguir una agenda prefijada, cada día la llamaba antes para conocer su disposición", explica Britta Wauer. "A veces nos íbamos a la media hora, otras pasábamos largo rato filmando. Hubo un día muy especial, en el que habló de todo ante la cámara, del hambre en Auschwitz, de Mengele, frente al que estuvo desnuda, de su embarazo y la muerte de su bebé en el campo. Todo ello con los ojos inundados pero aguantando las lágrimas. Yo estaba muy conmovida. Todos con un nudo en la garganta. Entonces ella se levantó y para romper la tensión y la tristeza dijo: "¿Un helado?".

En el documental que parte del libro sobre la historia de Gerda del periodista alemán Knut Elsterman, que aparece también, la superviviente explica su captura y transporte a Auschwitz, la selección, el omnipresente, hedor de la carne quemada - "horrible, horrible"-... ¿Cómo se filma a un deportado rememorando esas cosas? "No hay una fórmula estándar, mi posición es diferente, a la de Lanzmann en Shoah; soy de otra generación. En todo caso, fue muy fácil por la disposición de Gerda. Ella fue muy amable, sin amargura ni reproches a pesar de que éramos alemanes. Hubo mucha curiosidad y respeto mutuos". A la superviviente le gustó el filme. "Nos dijo: por fin alguien me entiende de verdad".

De su posición ante el nazismo y el Holocausto, la cineasta señala: "Como alemana siento una responsabilidad especial, pero no culpa. Mi madre nació en el 41 en Dresde y mi padre en el 42. Sólo conocí a una abuela".

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Wauer ya ha abordado la historia judía en otros filmes y prepara un nuevo documental sobre el gran cementerio judío de Berlín, que se mantuvo activo durante el III Reich, pese a los campos de exterminio.

La deportada judía Gerda Schrage y la cineasta Britta Wauer, directora de <i>El silencio de Gerda.</i>
La deportada judía Gerda Schrage y la cineasta Britta Wauer, directora de El silencio de Gerda.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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