_
_
_
_
_
Reportaje:

"Había perdido la confianza"

Federer encara Roland Garros fortalecido por su triunfo sobre Nadal en Madrid

Juan Carlos Ferrero se sienta solo en una esquina, casi en silenciosa reverencia, y observa. Frente a sí tiene la Philippe Chatrier, la pista central de Roland Garros, una arena de leyenda que domó un día de verano de 2003. La mira, casi deslumbrado por el sol, hasta que llega para entrenarse con él un tenista renovado, listo para la cacería, reivindicado ante sí mismo: Roger Federer. Su encuentro resume la comidilla del vestuario. Hay un apretón de manos y una frase escueta: "Felicidades por tu victoria en Madrid". El domingo pasado, Federer derrotó a Rafael Nadal en una final sobre arcilla. Mañana arranca Roland Garros. La caseta ve en aquel partido una secreta esperanza, una brizna de ilusión, el loco sueño de que Nadal, el tetracampeón invicto, no sea un héroe intocable.

Más información
Nadal quiere redondear una temporada de tierra batida "casi perfecta"
Nadal, contra el fantasma de Panatta

Novak Djokovic, por ejemplo. ¿Qué ha sacado de la espectacular semifinal que perdió contra Nadal en Madrid? "Que a cada partido me acerco más y más a él", dice. Habla Djokovic y, al hacerlo, sabe que su voz suena a amenaza. El serbio personifica el cambio más radical en el cuadro de Roland Garros en tres años. Se conoció ayer el sorteo. Cabalga por el lado de Federer y eso lo cambia todo: en las últimas tres ediciones, sólo un jugador fue capaz de ganarle en París, Nadal, a quien esta vez sólo vería en la final.

El mallorquín, "bien"

"Aquí me siento bien", dijo Nadal, que debutará el domingo o el lunes frente a un rival procedente de la fase previa. Su cuadro está lleno de emociones fuertes: Fernando Verdasco, David Ferrer, Nikolay Davydenko, Lleyton Hewitt o Andy Murray. "Tengo mucho más control que en Madrid. Allí tocaba la pelota y se marchaba muy rápido. Aquí la siento más. Es más pesada. Más fácil de jugar", explica.

¿Y Federer? ¿Piensa que Nadal es imbatible en París, donde nunca perdió? "No", contesta el suizo, con el camino minado por especialistas en tierra de segunda fila; "debió jugar aquí dos años antes de que empezara esa racha, cuando era más joven, más frágil, pero estaba lesionado. No me asusta, pero respeto mucho lo que ha hecho". ¿Qué ha cambiado su victoria sobre él?. "Había perdido un poco la confianza, pero siempre tuve fe en mi juego". "Dijo usted que echaba de menos jugar contra españoles", le preguntan pensando en Beto Martín, su primer adversario. Federer se ríe. Se siente preparado: "Que pase el primero".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_