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Pedraz procesa otra vez a los asesinos de Couso tras valorar nuevas pruebas

La práctica de nuevas pruebas ha permitido al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz reactivar su investigación sobre el asesinato del cámara de Telecinco José Couso en 2003. Un año después de que la Sala de lo Penal revocara el procesamiento y ordenara seguir investigando a los tres militares estadounidenses que ejecutaron la orden de bombardear el hotel Palestina de Bagdad -sede de la prensa durante la invasión de Irak- hiriendo de muerte al periodista español, Pedraz considera que ha acumulado indicios suficientes para procesarlos de nuevo.

Entre las nuevas diligencias practicadas se encuentran las declaraciones en televisión de la ex sargento del Ejército de EE UU Adrienne Kinne, destinada en Inteligencia Militar, que aseguró que el hotel Palestina fue declarado objetivo militar durante la guerra. Kinne expuso a sus superiores su extrañeza por esa decisión, puesto que allí se alojaba la prensa, y éstos le respondieron que la orden venía de arriba.

El juez también valora la declaración, como testigo y por escrito, del ex ministro de Defensa Federico Trillo, que calificó de "gravísimo error" la actuación de los militares y dijo que ni siquiera se justificaría "si en el hotel hubieran existido fedayines [milicianos] o equipos del Ministerio de Información iraquí".

Pero es que, según los datos recabados por Pedraz, el día del asesinato de Couso, ni siquiera había agentes iraquíes en el establecimiento. En las nuevas declaraciones de los periodistas Jon Sistiaga, Olga Rodríguez y Jesús Quiñonero, testigos directos de la agonía y muerte de su compañero, éstos afirmaron que los únicos espías que se encontraban allí eran "occidentales" junto a "funcionarios no armados". "Ese día no había elementos armados ni combatiente regular o irregular en el hotel", afirmó Quiñonero.

La información aportada por dos expertos en armamento designados por el Ministerio de Defensa español sirve al juez para desmontar la explicación que, de la actuación de los soldados de EE UU, facilitó el Gobierno de ese país al de José María Aznar: que el sistema de lanzamiento de misiles usado por los iraquíes recordaba la forma externa de una cámara de vídeo.

La falta de información sobre el funcionamiento y composición de la cadena de mando en el Ejército estadounidense, sobre las características del carro de combate, su armamento, sus dispositivos de visión o los proyectiles que utilizaba, invalidó el análisis de los peritos al tener que basarse en hipótesis.

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De aceptarse la explicación estadounidense, prosigue el juez, podría concluirse que "en la guerra todo vale".

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