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Los escándalos que afectan al PP

Madrid encarga un informe caligráfico para buscar a los espías

El consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, ha encargado un informe caligráfico sobre los partes de seguimiento a políticos del PP publicados por este periódico. Pretende comprobar si alguno de los agentes a sueldo de su consejería o del Gobierno autónomo de Esperanza Aguirre es autor de los mismos, según han confirmado fuentes del Ejecutivo regional.

Dos informes periciales encargados por EL PAÍS sobre la caligrafía aparecida en los partes de seguimiento concluyeron que al menos uno de los trabajadores del departamento autonómico de Seguridad, José Manuel Pinto, participó en la elaboración de los informes de espionaje. Los calígrafos llegaron a esa conclusión tras comparar los rasgos de la caligrafía de los partes con la letra de algunos agentes en formularios de la Consejería de Interior.

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El agente Pinto fue fotografiado en febrero de 2008 junto a Esperanza Aguirre en un acto electoral del PP, donde no existe justificación legal alguna para que los funcionarios intervengan, ni siquiera en tareas de contravigilancia, al tratarse de actos no institucionales. Junto a Pinto, la fotografía muestra a otros agentes que, según trabajadores de la Consejería de Interior, son los que realizaban habitualmente las "misiones especiales" que ordenaba Sergio Gamón, director general de Seguridad hasta julio de 2008 y hombre de confianza de Aguirre.

Con el encargo del informe pericial caligráfico, la Comunidad atiende por fin a las peticiones formuladas desde distintos ámbitos: entre otros lo reclamó Mariano Rajoy, quien sugirió que para investigar los seguimientos habría que encargar esos informes. El espionaje pagado supuestamente con dinero público se hizo, al menos, entre marzo y mayo de 2008, justo antes del congreso nacional de los populares; éste ratificó por amplísima mayoría la continuidad de Rajoy pese a la resistencia que opuso Aguirre, la principal líder del PP que le plantó cara.

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Los seguimientos entre marzo y mayo de 2008 se centraron en dos objetivos: el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo -mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón-, y el ex consejero de Justicia Alfredo Prada, ambos adversarios de Aguirre en su estrategia por desbancar a Rajoy. De paso, los supuestos espías se fijaron también en un hombre de confianza de Prada, Juan Carlos Fernández, y en la diputada regional Carmen Rodríguez Flores. Ésta reclamó a Aguirre en persona hace días que aclare quién ordenó el espionaje.

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