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Crónica:21ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pánico en Mestalla

El Valencia gana al Almería pese a su desastre defensivo

Tras el fragor de la batalla, los victoriosos jugadores del Valencia formaron un círculo en el centro del campo y aplaudieron a su público. Mestalla respondió con una pitada. El Valencia fue un equipo desorganizado, inseguro, debilísimo aún con la victoria. El Almería tuvo más cuajo y el empate a tiro. El que le detuvo en el último suspiro César a Piatti: una gran estirada de su brazo izquierdo, muy abajo, que salvó al conjunto de Emery del ridículo. Pero no de un sufrimiento atroz. El Valencia necesitó tres goles para ganar. Con menos no puede. Es la consecuencia de la peor defensa que se le recuerda.

Fútbol holandés en Mestalla. Vivaracho y locuaz. De defensas frágiles y delanteros amenazantes. Un descontrol táctico. El Valencia es un equipo partido en dos. Una delicia arriba; un desastre atrás. Capaz de enamorar con Joaquín, Silva, Mata y Villa; y de desesperarse con Miguel, Maduro, Marchena y Moretti.

VALENCIA 3 - ALMERÍA 2

Valencia: César; Miguel, Maduro (Albelda, m. 86), Marchena, Moretti; Joaquín (Angulo, m. 69), Fernandes, Baraja (Edu, m. 80), Mata; Silva y Villa. No utilizados: Guaita, Carletto, Vicente, Pablo Hernández.

Almería: Diego Alves; Bruno, C. García, Pellerano, Mané; J. M. Ortiz (Piatti, m. 82), Iriney, Soriano (Corona, m. 67), Crusat; K. Uche y Negredo. No utilizados: Esteban, Ortiz, Chico, Santi y Juanito.

Goles: 1-0. M. 6. Centro de Silva que remata Joaquín. 1-1. M. 22. Negredo, de espuela. 2-1. M. 29. Villa, de penalti. 3.1. M. 60. Villa. 3-2. M. 63. Negredo.

Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Maduro, Baraja, Soriano y Carlos García.

Unos 25.000 espectadores en Mestalla.

El partido nació abierto. Contribuyó el Almería, generoso en su planteamiento. El ataque valencianista se desató en el primer cuarto hasta que la alianza de los zurdos, Mata y Silva, combinaran por el extremo antes de servir un centro templado que Joaquín empalmó cruzado a gol, en semifallo.

El orgullo de Hugo Sánchez entró en ebullición y envió a Crusat a explorar las flaquezas defensivas de Mestalla. Las encontró todas. Pero en estas llegó un error en la entrega de Bruno a su portero que permitió la internada de Mata. Si hubo contacto, fue suave, pero el penalti le alegró la vida al Valencia. Dos goles de ventaja no son suficientes para el Valencia. Bastó una pifia de Marchena en el despeje para que Negredo se encontrara con un cabezazo franco. Mestalla sintió los minutos como horas. Y cuando Piatti pilló la última bala, le respondió César con la parada de la noche.

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