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Columna
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Esperancita 007

Bond, James Bond, es el prototipo clásico del espionaje británico. Frío pero apasionado, mortal pero humanitario, elegante, decidido y superviviente nato. Me pregunto si podría construirse una contrafigura femenina de este personaje. Ya sé que han existido muchas, tanto en el cine como en la novela, pero nunca acaban de parecerme la manifestación femenina que lleva dentro Bond. Sin embargo, Aguirre, Esperancita Aguirre, es el prototipo exacto. La hemos visto en situaciones apuradas y superarlas con dureza y frialdad. Hemos asistido en pantalla a sus caídas de helicóptero, sobreviviendo serena mientras se limpiaba el polvo como si tal cosa. Sabemos que entra elegante en el hall de los grandes hoteles internacionales como si estuviera en su casa. Surgen terroristas a su alrededor, silban las balas, caen los muertos, pisa la sangre y sale ilesa hacia los aeropuertos. Como nuestro agente 007, está resplandeciente con un traje de gran corte o calcetines blancos improvisando una escena. En fin, que Esperancita es nuestro agente femenino español, casi mejor que ese James Bond británico, porque su fama la precede con mucho más realismo que la del personaje masculino del cine.

Pero está claro que Bond nunca podría dedicarse a la política, porque nadie estaría tranquilo a su lado. ¿Se lo imaginan en el Parlamento inglés conversando con diputados y ministros? Imposible, todos mirarían con recelo su mechero, el de los veinte usos, o el sospechoso bulto de la chaqueta, por no mencionar el rayo láser de su reloj. Pero claro, nuestra agente es otra cosa, nadie podría sospechar falsedad alguna en sus trajes, ni de su locuacidad extenuante o de su mirada incisiva aunque cortés. Ella se puede dedicar a lo que quiera y saldrá siempre triunfante, vencedora, imparable. Si Bond se rodea de peligrosos y atractivos elementos femeninos, Esperancita tiene a su servicio hombres de aspecto tortuoso, calculadores y que producen un escalofrío cuando aparecen en escena. Bond es un poco blandengue en sus relaciones afectivas, ella sabe poner a los hombres en su sitio.

¿Quién será el Dr. No de nuestro agente femenino? Sin duda alguien de aspecto circunspecto y cara de decir no a casi todo, un Dr. No de la política que disimula, porque en realidad quiere decir "sí" y vencer en su propio terreno a nuestra querida heroína. ¿Y Goldfinger? ¡Ah! Goldfinger, el perseguidor de oro de forma compulsiva, el que convierte en oro todo lo que toca, el que tiene cajas fuertes donde ahorra todo el metal precioso que consigue. Seguro que al final de la película Esperanza lo tiene a sus pies, como debe ser, lo vencerá con sus propias armas hasta que el oro le salga por las orejas o se ahogue en su propio elemento.

Reconozco que nuestro agente femenino me cae mejor que ese Bond representante machista del siglo pasado. Es más femenina, mujer de los tiempos actuales, seguro que más legal que el Bond que se salta todas las reglas, normas y valores porque tiene un doble cero en su expediente. Ella es legal, seguro, sabe que todo lo que hace es por el bien común. La película ya se estrenó, en color, buenos actores y unos paisajes preciosos, propios de una buena cámara, pero va por entregas y todavía no conocemos el final, aunque ya hay apuestas sobre cómo termina. Yo estoy convencido que será un final feliz, porque ella no se merece un doble cero con permiso para matar, como mucho uno solo, la agente 07, es decir, con licencia para fisgar, pero nada más.

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