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Presión a las prostitutas del Raval

Grupos sociales denuncian abusos por la ordenanza de civismo

Àngels Piñol

Los grupos que defienden los derechos de las prostitutas tienen desde octubre más trabajo de la cuenta. Dicen que desde otoño la Guardia Urbana somete a las mujeres a una enorme presión policial en cumplimiento de la ordenanza de civismo. La presión policial ha coincidido en el tiempo con la apertura de un hotel de lujo en la Rambla del Raval, aunque el Ayuntamiento dice que éste no se ha quejado, a diferencia de otras entidades. "La realidad es que de enero a octubre de 2008, las prostitutas nos trajeron cinco denuncias para alegar y desde entonces a diciembre, más de 90", cuentan en Genera, un grupo que da apoyo a las mujeres y denuncia abusos en las multas. La presión no cesa y desde Reyes hasta ahora ya van más de 70 multas, la mayoría ahora por incumplir el requerimiento de los agentes.

"Ahora os multo, ¡por listas!", dijo un agente a dos prostitutas
Las mujeres dicen que las sancionan sólo por pasear o al ir a comprar

La Guardia Urbana sostiene que las sanciones en los nueve primeros meses de 2008 fueron 1.036, muy por debajo de las 2.264 de todo 2007. No aporta datos del último trimestre de 2008, pero el Ayuntamiento no quiere que se reproduzca en esa zona el enfrentamiento de hace años entre los vecinos y las prostitutas en la Ronda de Sant Antoni. "Hubo un momento en que los vecinos no podían sentarse en los bancos de la calle. Los residentes tienen derecho a vivir. Ninguna actividad puede excluir a otra", sostiene Assumpta Escarp, concejal de la Vía Pública, que asegura haber recibido quejas por la presencia de prostitutas de asociaciones de vecinos y de locales, pero, subraya, "ninguna del hotel". Los vecinos llegaron a manifestarse y recoger firmas. Las quejas por la degradación del Raval-Sur son habituales en el distrito de Ciutat Vella.

Las carpetas con papeles amarillos se amontonan, en cualquier caso, en el local de Genera, en la zona de Robadors. En el perímetro del solar donde se hacen las obras de la Filmoteca, las patrullas parecen jugar al ratón y al gato con las prostitutas, que se esconden así que las ven y acaban diseminándose por la Rambla del Raval. En la esquina entre Sant Ramon y Marques de Barberà, Andrea y Guanina, rumanas de 24 años, cuentan que llevan cinco y ocho multas, respectivamente, por "persistir en el ofrecimiento de servicios sexuales retribuidos en el espacio público". "Me multan sólo por salir de mi casa o pasear", dice Andrea. "Hay que sobrevivir; se hace lo que se puede". Las multas son de 375 euros. Con el pago inmediato, 187,5.

La frontera es frágil y las mujeres dicen que las sancionan saliendo de una farmacia, un locutorio o tras comprar un pintalabios. "La presencia policial es tal que casi no pueden venir a traer la multa a nuestro local. La voluntad política es erradicar la prostitución de la calle", explica Clarisa Velocci, de Genera, que describe que atienden a muchas mujeres en situación límite por la caída de ingresos por la crisis. "Lo cierto", añade la dueña de una perfumería de toda la vida, "es que las multan por nada". Muchas de las denuncias no se recurren, otras sí. Y en esas alegaciones se describen abusos. "Me da igual lo que estéis haciendo, yo os voy a multar", le dijo un urbano a tres mujeres en la calle de Robadors, 47. Una de las demandadas era la dueña de una tienda de comidas. El agente tuvo que retirar la denuncia contra ella y, a una segunda, se la llevó a comisaría: "Me tienes hasta los cojones. ¿Qué? ¿Vas de lista? ¡Por lista te vas a comisaría!". El caso ha acabado en un cruce de denuncias en el juzgado.

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La relación es larga. Tras la redada de otoño, las prostitutas salieron a la calle en noviembre y diciembre para protestar por el acoso policial. El 5 de noviembre, un agente preguntó a dos mujeres que salían de un bar en Sant Pau: "¿A qué hora es la manifestación esta tarde?", cuentan ellas en la alegación. "Al decirle que no lo sabíamos bien, contestó: Por listas ahora las multo". La cosa no acabó ahí: una fue llevada a comisaría y al entrar en el coche patrulla tiró una colilla. Fue multada por "arrojar desperdicios al suelo". Tres días después, un agente invitó a una chica a irse a un club porque, cuenta ella, "me dijo que no deberíamos estar en este barrio". Una semana después, otro le preguntó a una prostituta si ya le habían multado. "Cuando le dije que no, me soltó: pues ahora vas a tener una", relata. Algo parecido sucedió el 16 de diciembre. "¿Me multas por algo que no he hecho?", le preguntó al guardia una mujer acusada de tirar escombros al suelo. Y éste contesto: "Si a ti te da igual. No pagas ninguna multa y yo las tengo que poner para que las vea mi jefe". Escarp, que participó la semana pasada por primera vez en una mesa técnica sobre la prostitución, rechaza que los abusos sean mayoritarios: "No mido la presión policial por el número de multas, pero hemos constatado mayor presencia de mujeres prostituyéndose con toda la actividad delictiva que comporta, aunque no sea por culpa de ellas".

Dos guardias urbanos en la calle de Sant Ramon, del barrio del Raval.
Dos guardias urbanos en la calle de Sant Ramon, del barrio del Raval.MARCEL·LÍ SÀENZ

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