Cartas al director

Derechos ciudadanos

Dice el obispo auxiliar de Madrid, César Franco, en EL PAÍS del pasado día 28, que tiene derecho a manifestar su opinión en público como pastor y como fiel. Tremenda confusión de ideas. Su derecho a manifestar su opinión en público no procede ni de su condición de pastor ni de su fidelidad a lo que usted haya decidido ser fiel.

Tiene ese derecho a la libertad de expresión porque es intrínseca a la naturaleza humana según reconoce la Carta de la ONU que en su preámbulo declara "la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad ...

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Dice el obispo auxiliar de Madrid, César Franco, en EL PAÍS del pasado día 28, que tiene derecho a manifestar su opinión en público como pastor y como fiel. Tremenda confusión de ideas. Su derecho a manifestar su opinión en público no procede ni de su condición de pastor ni de su fidelidad a lo que usted haya decidido ser fiel.

Tiene ese derecho a la libertad de expresión porque es intrínseca a la naturaleza humana según reconoce la Carta de la ONU que en su preámbulo declara "la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres". A estas últimas usted se opone con ahínco dentro de su Iglesia.

Y puede ejercer ese derecho a la libertad de expresión en España porque la vigente Constitución lo protege en su artículo 20. Sea pues agradecido con la una y la otra.

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Durante siglos, sus colegas pastores negaron ese derecho a los demás, que eran simplemente seres humanos, sólo porque no tenían "su" fidelidad. Mientras ustedes tuvieron el poder, los asesinaron o azuzaron a otros para que los asesinaran, presidiendo y bendiciendo esos actos públicos. Señor Franco, no se confunda; pero, sobre todo, no confunda a sus ovejas; aunque sólo sea por la fidelidad que le tienen a usted como su pastor, sus ovejas no se merecen ese engaño.

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