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El padrastro de Alba dice que no la maltrató y sugiere que fueron los padres

La madre declara que la niña estaba desnutrida y siempre sangraba

"La quería, pero no como a una hija (...). A veces me llamaba papá, pero yo le decía que no era su padre". Con ese tono de frialdad e indiferencia declaró ayer en la Audiencia de Barcelona Francisco Javier Pérez Espinosa, el padrastro de la niña Alba. Se le acusa de infligir una terrible paliza a la pequeña cuando tenía cuatro años, pero el hombre no sólo lo negó todo, sino que sugirió que el verdadero maltratador fue su padre biológico y que la madre, Ana María Cano, lo consentía.

"La niña sangraba habitualmente sin que nadie la tocara y la vi varias veces con hematomas en la cara", aseguró. "Yo le pregunté a la madre y me respondió que se caía en el colegio y en el parque", prosiguió. Según su relato exculpatorio, la primera fractura de húmero de Alba se detectó el 18 de diciembre de 2005, tras pasar el fin de semana con su padre biológico. Esa misma sospecha que en su día sembró la madre llevó al padre a la cárcel durante unos días. Hasta que la justicia rectificó y encarceló a la mujer por considerar que sus explicaciones exculpatorias no se sustentaban y que su comportamiento se asemejaba al que describen numerosos estudios sobre las leonas y otras fieras, capaces de permitir que devoren a sus crías con tal de seguir bajo la protección de un macho.

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La mujer no trabajaba y dependía de la pensión del padre y de la ayuda de su nuevo compañero sentimental, con el que estuvo conviviendo tres meses. Ayer apenas se cruzaron una mirada en el banquillo, pero sus declaraciones rezumaban resentimientor y, sobre todo, el abandono de una niña. "Alba siempre estaba triste", explicó la madre, y coincidió con el padrastro en que "le sangraba la nariz espontáneamente y tenía problemas para comer". La madre también explicó que en dos ocasiones en las que el hombre se quedó solo con la niña en una habitación, la pequeña la llamó. "Pero nunca vi que le pegara", precisó

El padrastro está acusado de atar a una silla a Alba con el cinturón del albornoz, obligarle a tragar sus vómitos, taparle la boca con un precinto y perforarlo después para introducirle agua con una jeringuilla. Según el fiscal eso ocurrió al menos en dos ocasiones entre noviembre de 2005 y marzo de 2006, sin que la madre hiciera nada por evitarlo.

Pero lo peor sucedió la noche del 4 de marzo de 2006. En la casa estaban la pareja, la hija del padrastro y Alba. La fiscalía y la Generalitat, que ejerce la acusación en el caso, consideran que cuando el padrastro se quedó solo con la niña le dio numerosas bofetadas y puñetazos, y la arrojó con gran violencia contra el suelo y la pared. Alba se debatió entre la vida y la muerte, aunque al final ha quedado postrada en una silla de ruedas de por vida, no recuperará el habla, necesita respiración asistida, tiene un nivel de consciencia oscilante y padece diversas infecciones.

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La pareja está acusada de aseinato en grado de tentativa, un delito de violencia doméstica habitual y otro contra la integridad moral, por los que las acusaciones solicitan para cada uno penas que suman 19 años de cárcel.

Francisco Javier Pérez y Ana María Cano, ayer, en el banquillo de los acusados.
Francisco Javier Pérez y Ana María Cano, ayer, en el banquillo de los acusados.CONSUELO BAUTISTA

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