El valor de la palabra
El miércoles vi a través de Internet a Ingrid Betancourt hablar en el Parlamento Europeo en uno de los discursos más bonitos y emotivos que he escuchado en mi vida. Llenó con palabras el hemiciclo con su mensaje contundente, emotivo, capaz. Y digo capaz porque llegó a diputados, periodistas y a todos los que tuvimos la oportunidad de seguirla en un discurso pausado, pero no por ello menos directo y claro. Su mensaje, bien tejido, transmitía al mismo tiempo confianza, urgencia en cambiar el modo de hacer las cosas en el mundo y esperanza. También tuvo unas palabras de agradecimiento para el Parlamento Europeo porque nunca la olvidó durante los años en los que no ha disfrutado de uno de los valores de Europa: la libertad. Durante la rueda de prensa, Ingrid Betancourt nos habló de la necesidad de renovar la política con cambios de fondo que abran nuevos espacios y cómo, a través de la palabra, se puede llevar a una reflexión tranquila, a no polarizar. Nos dijo que ése es su sueño y que cree que es posible porque cuando está en el corazón, las cosas funcionan mejor.