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El sector de Aguirre se lanza al asalto de la presidencia de Caja Madrid

La comisión de control decide hoy si pide un informe sobre la continuidad de Blesa

Íñigo de Barrón

El Gobierno de Esperanza Aguirre se ha embarcado en una operación para forzar la salida de Miguel Blesa de la presidencia de Caja Madrid, aprovechando que el pasado 12 de septiembre cumplió 12 años de mandato, al que llegó avalado por José María Aznar. El lunes pasado, durante el Consejo de Administración, uno de los consejeros más afines a Aguirre, Estanislao Rodríguez Ponga, que ocupa una vicepresidencia, planteó la necesidad de encargar nuevos estudios para aclarar si el actual presidente de Caja Madrid puede continuar en el cargo. Ponga se basó en la existencia de un supuesto informe jurídico que considera improrrogable el mandato de Blesa.

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La Ley de Cajas de la Comunidad de Madrid aprobada en 2003 establece que, excepcionalmente, los actuales vocales de la entidad podrían continuar en sus puestos hasta 2015. La mayoría de los miembros del Consejo de Administración (incluyendo a muchos elegidos a propuesta del PP) consideran que, dado que Blesa también es vocal además de presidente, se encuentra dentro de la excepcionalidad y puede continuar en el cargo. Otros, como Rodríguez Ponga, no lo tienen tan claro.

La comisión de Control de Caja Madrid, presidida por Pablo Abejas, otro dirigente afín a Aguirre y que permanece en su puesto gracias a informes jurídicos de la Comunidad de Madrid contra el criterio de la propia entidad financiera, se reúne hoy. En esta cita podría plantearse el encargo de informes sobre la continuidad de Blesa, lo que abriría una guerra interna sin precedentes en los órganos de control de la cuarta entidad financiera española.

En la batalla que ahora se ha desatado, tanto el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, como Mariano Rajoy, presidente del PP, apoyan la continuidad de Blesa.

En el debate que se suscitó en el Consejo de Administración, la inmensa mayoría de los vocales (del PSOE, del PP, de los sindicatos y de los representantes de los impositores) apoyaron la continuidad de Blesa. También denunciaron que cualquier maniobra para cambiar al presidente podría desestabilizar la entidad financiera en un momento especialmente delicado por la crisis financiera que viven los mercados y el problema de morosidad creado por la caída del sector inmobiliario. Blesa, que habló en último lugar, aseguró que no había que encargar un estudio jurídico sobre su continuidad. El presidente de Caja Madrid informó a los consejeros de que había hablado con Aguirre, Gallardón y Rajoy y los tres habían negado que conocieran un informe que consideraba ilegal su continuidad al frente de la presidencia.

El Consejo de Administración de Caja Madrid está integrado por 21 consejeros. Para derribar al presidente hacen falta como mínimo 11, si bien son necesarios 14 votos para otorgar funciones ejecutivas a un nuevo presidente.

El sector de Aguirre sabe que no cuenta con esos apoyos dentro del Consejo de Administración, por lo que intenta una maniobra jurídica que invalide a Blesa y obligue a nombrar un nuevo presidente.

En cualquier caso, en 2009 hay que renovar los órganos de Caja Madrid y el Gobierno de Aguirre podría no proponer de nuevo a Blesa como vocal. En ese caso, algunos barajan la posibilidad de que sea el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, quien le proponga dentro de su cupo para seguir al frente de la entidad financiera. El problema de este planteamiento es que dividiría la fuerza del PP en dos bandos, con lo que se debilitaría.

El sector de Aguirre no tiene pensado el nombre del sustituto, aunque descartan que pueda tratarse del actual vicepresidente de Caja Madrid, Estanislao Rodríguez Ponga, a pesar de que durante mucho tiempo se le consideró como el tapado de la Comunidad de Madrid para acceder al máximo cargo. También se ha especulado con la posibilidad de que fuera Manuel Pizarro, diputado del PP y ex presidente de Endesa. Pizarro se ha mantenido, aparentemente, alejado de este último movimiento.

El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, en la firma de un acuerdo en julio.
El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, en la firma de un acuerdo en julio.LUIS SEVILLANO

"Una tremenda irresponsabilidad", según CC OO

Comisiones Obreras (CC OO), el sindicato mayoritario en Caja Madrid (y en todo el sector financiero) y con representación en su Consejo de Administración, reaccionó ayer con extrema dureza ante la maniobra del entorno de la presidenta autonómica de Madrid, Esperanza Aguirre, contra Miguel Blesa. José María Martínez, secretario general de Confía, división de cajas y bancos del sindicato, considera que "Caja Madrid no es una empresa pública, por lo que sus órganos de gobierno son autónomos. El conjunto del consejo respalda la internacionalización de la entidad, a través de Cibeles, y cualquier elemento que intente distorsionar la estabilidad de la entidad es una tremenda irresponsabilidad, que puede afectar no sólo a Caja Madrid sino también al sistema financiero español, en un momento delicado por las turbulencias financieras".

Martínez cree que pedir la dimisión de Blesa "es un despropósito". No otorga "ningún crédito a ese supuesto informe jurídico". Además, apunta que si existiera un informe de peso que justificara la salida del presidente de Caja Madrid, "cualquiera de los reguladores, es decir, la Comunidad de Madrid y el Banco de España, debería denunciar con toda urgencia la situación anómala".

Por otra parte, fuentes de la cuarta entidad financiera recordaron que "el consejo rechazó por unanimidad la petición de un nuevo informe jurídico, que solicitó el vicepresidente Rodríguez Ponga". También aclararon que Blesa recibió "el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas y de los consejeros" durante la reunión del máximo órgano de gestión, celebrada el pasado lunes.

Otras fuentes del sector consideran que la maniobra iniciada por Aguirre está relacionada con las divergencias que han existido entre la Comunidad y la caja, que se resiste a convertirse en una prolongación de la Consejería de Economía e Industria. Algunos consejeros ven que Aguirre y el vicepresidente, Ignacio González, quieren imponer el "modelo valenciano de caja", conocido por la fuerte injerencia política en sus órganos de gobierno.

Otras fuentes apuntan que los desencuentros se deben a que Blesa "se ha endiosado en el cargo y actúa como si Caja Madrid fuera suya". El conflicto llega en el peor momento, ya que la caja prevé sacar a Bolsa su filial Cibeles y esta situación afecta a su imagen y reputación.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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