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Diseño

Al Guggenheim le nace un 'rival'

La nueva sede de Sanidad del Gobierno vasco irrumpe con una explosión de vidrio en el Ensanche bilbaíno

Anatxu Zabalbeascoa

Todavía no se ha inaugurado, pero ya es famoso entre los vecinos del Ensanche de Bilbao. Los viandantes abren la boca frente a un nuevo icono arquitectónico que es un edificio público. La nueva sede de Sanidad del Gobierno vasco es un inmueble rompedor e indagador. A la manera de los experimentos deconstructivistas, fractura los planos sin romperlos para hacer hablar a un muro cortina.

El material de la fachada reacciona con las condiciones meteorológicas

La explosión de vidrio no ha sido fácil. Sus arquitectos, el estudio Coll-Barreu -que dirigen Juan Coll-Barreu y Daniel Gutiérrez Zarza-, han analizado a fondo la estricta normativa de edificación de la zona para poder interpretarla con libertad. Así, el nuevo edificio juega con retranqueos, con la esquina achaflanada y ha levantado incluso una versión geométrica y acristalada de un torreón -que la normativa permite- para coronar el chaflán.

El resultado es un edificio indefinido y, por tanto, misterioso, una fachada de vidrio que en ocasiones parece invadir la calle y, por momentos, quiere también desaparecer. El material de fachada, que actúa como envolvente acústica y luminosa, lo describen los arquitectos "no como una piel, sino como un volumen", un cristal inteligente que reacciona con las condiciones meteorológicas. Daniel Gutiérrez asegura que un edificio tan icónico no es más que "el resultado de una investigación". Y apunta que, formalmente, la voluntad que lo sostiene es la de "responder al entorno dinámico del Ensanche".

Como fuera, el edificio recuerda levemente al estallido que el autor de la zona cero, el polaco-norteamericano Daniel Libeskind, propuso para ampliar el mítico museo Victoria&Albert de Londres. Aquel proyecto de vidrio deconstruido ganó el concurso para la ampliación de la galería londinense, pero, de momento, sólo vive en el plano y las maquetas que lo hicieron ganador. Con la sede de Sanidad, los arquitectos Coll-Barreu culminan una trayectoria osada, ecléctica y rompedora. Un camino que iniciaron con la cartesiana Facultad de Ciencias de Zaragoza (1997), continuado con los alardes tecnológicos de la Central de Policía de Oyarzun (Guipúzcoa), hacia 1999, o el Centro de Proceso de Datos de Erandio (2000). El estudio, con sede en Bilbao y Madrid, también ha indagado en la arquitectura más etérea aprovechando el encargo de edificios leves, como el desaparecido Inem de Huesca (hoy transformado), de 1999, o el edificio de control aéreo de Torrejón de Ardoz (2003). La fractura y los requebramientos ya aparecían en el polideportivo La Peña de Bilbao (2006), aunque entonces los combinaran con la calidad matérica del hormigón negro.

Al afán indagatorio de los arquitectos, se añade con la sede de Sanidad una voluntad por parte del Gobierno vasco de recuperar la estela del Guggenheim apostando por edificios que arriesgan y hablan alto.

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