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Reportaje:

Paraguas negros contra Jaizkibel

El Alarde mixto desfila por las calles de Hondarribia entre nuevas muestras de rechazo, aunque sin incidentes

El País

La compañía mixta Jaizkibel, que permite la participación de las mujeres como soldados en el Alarde de Hondarribia, va sumando seguidores pese al rechazo de buena parte de los vecinos de la localidad. Sus 250 integrantes desfilaron ayer junto a otro centenar de personas que les apoyaban sin que se registrasen incidentes, aunque tuvieron que soportar las muestras de desaprobación de la mayoría del público que aguardaba el paso del Alarde tradicional, en que las mujeres sólo participan como cantineras. Entre quienes apoyaron a la compañía Jaizkibel estaban el ararteko, Iñigo Lamarca; la directora de Emakunde, Izaskun Moyúa, o la parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro.

En esta ocasión, quienes abarrotaban la calle Mayor abrieron ostentosamente al paso de la compañía mixta grandes paraguas negros para no tener que contemplar su desfile. Los paraguas han sustituido este año a las caretas de personajes de Walt Disney tras los que se ocultó en 2007 el numeroso público partidario del Alarde tradicional. En los dos años anteriores habían hecho muestra pública de su desprecio levantando al paso de la compañía mixta un muro de plásticos negros.

Es el cuarto año consecutivo en que los vecinos hacen patente su oposición

El Alarde se celebra en Hondarribia cada 8 de septiembre para conmemorar el fin de los dos meses de asedio francés en 1638, durante la Guerra de los Treinta Años. El desfile cumple con la promesa hecha a la Virgen de Guadalupe, a quien los vecinos atribuyeron la victoria.

El desfile comenzó a las 8.25 cuando la compañía Jaizkibel partió desde el paseo del Árbol de Gernika, escoltada por agentes de la Ertzaintza. Ambos horarios y recorridos habían sido fijados previamente como el año pasado por el Departamento de Interior para evitar conflictos. Unos minutos después, la compañía subía por la céntrica calle Mayor tras una pancarta con el texto en euskera "Mujeres en el Alarde. Alarde público".

Fue precisamente al incorporarse a la calle Mayor y durante su recorrido donde los ertzainas tuvieron especial atención al ser el lugar en el que otros años se habían producido incidentes. Esta vez apenas si se escucharon algunos silbidos. El público, formado mayoritariamente por mujeres partidarias del Alarde tradicional se limitó a abrir los paraguas como forma de rechazar una participación femenina en la fiesta que nunca han aceptado y que año tras año genera polémica en la localidad.

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A las 9.55, también cumpliendo las directrices de Interior, arrancó el Alarde tradicional,en el que desfilan unas 4.800 personas divididas en 20 compañías al mando de su burgomaestre, Mikel Jauregi. El Alarde tradicional completó su recorrido tras parar ante la iglesia Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, donde recibió las muestras de apoyo y los aplausos de la gran mayoría del público que abarrotaba las aceras en ese punto y en el resto de las calles de la localidad.

El ararteko, Iñigo Lamarca, justificó su presencia en Hondarribia como una manera de "defender el derecho fundamental de las mujeres a la igualdad", tras lo que se mostró convencido de que "llegará un día en el que este mensaje se extenderá entre la población". Al finalizar el recorrido del Alarde mixto, la capitana de Jaizkibel, Garoa Lekuona, manifestó que la lucha por la incorporación de la mujer resulta "imparable", por lo que "tiene que llegar un desfile público, en el que la compañía Jaizkibel pueda participar". Agregó que su compañía es mucho más grande que otras en la actualidad, "por lo que el Ayuntamiento no puede permitir que no se arregle un conflicto que existe en el pueblo".

Lekuona recalcó que habían obviado el desprecio del público con los paraguas abiertos, pero destacó que este año habían recibido incluso algún aplauso.

Integrantes de la compañía mixta desfilan escoltadas por la Ertzaintza entre el rechazo del público.
Integrantes de la compañía mixta desfilan escoltadas por la Ertzaintza entre el rechazo del público.J. HERNÁNDEZ

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