Recuerdos de la guerra

Magdalena Abakanowicz fue una niña en la Segunda Guerra Mundial. Nacida en Polonia en 1930, Magdalena Abakanowicz fue una niña que conoció a la muerte cuando a sus nueve años los alemanes invadieron su país dejando tras de sí un reguero de destrucción. Las imágenes que cautivaron a aquella niña se reflejan hoy en su obra. Las ciencias naturales, la biología y el cuerpo humano se encuentran en sus esculturas abstractas, metáforas de la devastación bélica. La naturaleza y la guerra están presenten ya en sus primeras obras, en los años cincuenta. Aunque no sería hasta los sesenta cuando sus creac...

Magdalena Abakanowicz fue una niña en la Segunda Guerra Mundial. Nacida en Polonia en 1930, Magdalena Abakanowicz fue una niña que conoció a la muerte cuando a sus nueve años los alemanes invadieron su país dejando tras de sí un reguero de destrucción. Las imágenes que cautivaron a aquella niña se reflejan hoy en su obra. Las ciencias naturales, la biología y el cuerpo humano se encuentran en sus esculturas abstractas, metáforas de la devastación bélica. La naturaleza y la guerra están presenten ya en sus primeras obras, en los años cincuenta. Aunque no sería hasta los sesenta cuando sus creaciones superaran las fronteras y el aislamiento al que estuvo sometida Polonia hasta la caída del telón de acero, en 1989. La figura humana apareció por vez primera en Heads, en 1973, que mostraba cuerpos fragmentados y mutilados, evidencia de la vulnerabilidad del ser humano. De los ochenta datan sus esculturas monumentales, figuras en bronce que han proporcionado perdurabilidad e internacionalización a su obra. Una muestra de estas obras que desde los setenta han ido creando una red de microcosmos orgánicos visita el IVAM y sirve de reflexión al espectador. Reflexión en torno a la experiencia humana, el objetivo último de aquella niña de la guerra que fue Abakanowicz.