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Reportaje:Carreras & capital humano

Nuevos profesionales para atender a los recién llegados a España

Mediadores sociales, intérpretes y abogados facilitan la integración del inmigrante

La inmigración es un fenómeno que ha dado un giro tan enorme en los últimos años que la sociedad española ha tenido y está teniendo que asimilar el cambio para aceptar las nuevas reglas de estos ciudadanos. Son muchos los que, primero sorprendidos y luego solidarizados con esta avalancha de residentes, han decidido tenderles una mano y formarse para desarrollar una nueva profesión. Otros han dado un cambio a su carrera profesional para reconvertirla en ayuda al inmigrante.

Al amparo de esta diversidad racial, han surgido en España nuevas necesidades que deben ser cubiertas por profesionales que las desarrollen con el fin de lograr una mayor integración y una convivencia más fácil. "Desde nuestra perspectiva se observa que el mapa laboral en España va a cambiar. A partir de la presencia de nueva población, han nacido profesiones orientadas principalmente a promover su integración y a facilitar el entendimiento, la comunicación y la convivencia entre las personas inmigrantes y las autóctonas", manifiesta Martina Charaf, directora de Programas de Atención a Personas Inmigrantes de la Fundación RAIS.

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Mediadores culturales, expertos en ayudar al inmigrante no sólo a encontrar un puesto de trabajo que le permita obtener recursos, sino también a conocer las instituciones públicas y su funcionamiento. La necesidad ha hecho también que médicos y traductores trabajen codo con codo para que los facultativos puedan primero entender y luego atender a los nuevos pacientes. Por su parte, los abogados han encontrado en la especialización de extranjería o inmigración un nuevo camino para desarrollar su profesión.

"Somos muchos los que hemos apostado por aportar un pequeño granito de arena a la ingente tarea de educar y formar a los que van llegando para que puedan tener un futuro en nuestro país. Mi interés por poner mi profesión al servicio de los más necesitados empezó como voluntaria en una ONG. Poco tiempo después comencé a trabajar en ella como asesora laboral y de extranjería, tras realizar un curso universitario de especialista en inmigración", explica Rosa Paz, asesora en inmigración.

"El caballo de batalla para los inmigrantes son los papeles, cómo conseguir el permiso de residencia y de trabajo. Luego, cuando son legales, se interesan por la reagrupación familiar y por resolver sus problemas laborales. Algunos también preguntan sobre las ayudas para retornar a su país", continúa. "Es una profesión muy gratificante porque te sientes útil. Escuchar tantos problemas a personas que se encuentran fuera de su ambiente, hace que uno relativice casi todo", concluye.

La figura del mediador social e intercultural no está formalmente reconocida. Según los analistas es una cuestión de tiempo, ya que se han hecho prácticamente imprescindibles en las tareas de entendimiento e integración de los inmigrantes en los países receptores. Son mucho más que intérpretes. Son hábiles negociadores en el arduo problema de la comunicación y de la eliminación de las barreras culturales. Los mediadores sociales deben conocer a fondo las culturas de los países de origen, sus códigos, pautas culturales y formas de relación.

"En el Programa PAIRE de la Consejería de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid que gestiona la Fundación RAIS, contamos con una mediadora intercultural procedente de Costa de Marfil, pues el programa atiende en un 55% a personas de origen subsahariano. Esta persona apoya a los profesionales, trabajadores sociales y psicólogos, en determinadas actuaciones con el objetivo de facilitar y promover la comunicación, a decodificar el lenguaje global, integral y a contextualizarlo, teniendo en cuenta el origen y la cultura de las personas. También realiza labores de acompañamiento para la realización de gestiones administrativas, jurídicas y sociosanitarias", explica Martina Charaf.

La sanidad pública se ha visto obligada en tiempo récord a tomar decisiones y adaptarse a los nuevos enfermos. Por un lado, hay que hacer frente a las llamadas enfermedades emergentes, erradicadas en nuestro país, y, por otro, a las típicas de los países tropicales. Esas viejas conocidas como la tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual, hepatitis o sarampión han vuelto, junto a otras más exóticas, como la malaria, el paludismo o el dengue.

"El principal problema en la atención a inmigrantes es la barrera del idioma", explica Miriam Navarro Beltra, médico-investigadora de la Unidad de Medicina Tropical, Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal. "Si médico y paciente no hablan la misma lengua la comunicación es casi imposible, sin olvidar las diferencias culturales que pueden entorpecerla. Además, los sistemas sanitarios de los países de origen y del país de acogida suelen ser muy distintos", añade.

"La labor del traductor es la de explicar las palabras del facultativo en el idioma del paciente. Es fácil trabajar con los médicos", manifiesta la traductora de cuatro idiomas Laura Estévez Ramos, "porque entienden que sin nuestra presencia la comunicación sería imposible".

Actualmente este hospital mantiene acuerdos con varias ONG y recibe a cualquier persona. "Como traductora formo parte de un equipo multidisciplinar integrado por una coordinadora y médico, una intérprete y mediadora, una psicóloga, una enfermera y una licenciada en informática", continúa la traductora.

"El médico que desea dedicarse a la Medicina Tropical o a la Salud Internacional debe seguir una vía alternativa, ya que no existe formación oficial. Yo hice la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, además de un máster en Enfermedades Parasitarias Tropicales", explica la doctora Navarro.

Uno de los mediadores del Centro Cultural Islámico de Valencia.
Uno de los mediadores del Centro Cultural Islámico de Valencia.MÓNICA TORRES

Abogados que se especializan

De los cientos de abogados que se licencian anualmente en España, son cada vez más los que optan por especializarse en inmigración y extranjería. "Para desarrollar el Derecho de Extranjería -explica la abogada Paloma Elvira del Llano- por la vía pública, lo primero que hay que hacer es apuntarse al Turno de Oficio del Colegio de Abogados en esta especialidad, para lo que se necesita un curso de especialización". Si se actúa privadamente, se necesita conocer la normativa y tener experiencia.

En España, los inmigrantes tienen derecho a la justicia gratuita tanto si declaran o son insolventes para litigar. Los principales problemas legales a los que se enfrentan son los rechazos en la frontera y la devolución a su país. También se recurren las resoluciones de inicio de expedientes de expulsión, o las multas impuestas, por encontrarse irregularmente en España. "Las situaciones más límite son las que viven las mujeres asiáticas, que no quieren ser discriminadas por el hecho de ser mujeres, pero tampoco se considera que exista persecución en su país de origen; los colombianos, a cuyos familiares mata la guerrilla y llegan aquí solicitando asilo, pero son retornados. Y también quienes consiguen entrar y permanecer años irregularmente, incluso con hijos menores a su cargo, para al final de un largo procedimiento ser expulsados. Los surafricanos no documentados y con hijos a su cargo, y no consiguen contrato de trabajo, aún trabajando", concluye.

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