Trichet sirve de excusa

La jornada de ayer tenía una referencia clara: la reunión del Banco Central Europeo y la posterior rueda de prensa de su presidente, Jean-Claude Trichet. Su decisión, mantener los tipos de interés del euro, se esperaba. En cambio, las palabras de Trichet -situó por enésima vez la inflación en el frontispicio del BCE y subrayó la debilidad de la economía europea- fueron la excusa a la que se agarraron los inversores para deshacer las posiciones acumuladas durante la mañana.

El Ibex se ha consolidado entre los 11.000 y los 12.000 puntos, pero la tendencia a largo plazo es bajista. Basta un dato mínimamente inquietante o una mala palabra para que el mercado muestre su fragilidad. La volatilidad, por tanto, es la reina del parqué. Así se repiten jornadas como la de ayer, o la del miércoles, en las que imperan la indecisión, los vaivenes y las alternancias rápidas entre las pérdidas y las ganancias. Terreno no apto para cardiacos y especuladores aficionados.

Esto no quiere decir que el resultado se repita día tras día. Ayer tocaba perder tras dos días ganando. El índice selectivo español, que cerró en 11.717,5 puntos, cedió un 0,48%.

La principal víctima de esta volatilidad en los mercados españoles es la negociación. En las primeras cinco sesiones de agosto, el volumen negociado ha caído en casi 7.500 millones, un 25% menos que en los mismos días de 2007. Ayer, en total, se movieron 4.208,1 millones.

Entre los índices españoles, sólo el general de Madrid superó al Ibex 35. No en vano, los tres grandes valores, Telefónica, Banco Santander y BBVA (casi la mitad del selectivo), tuvieron peor comportamiento que el selectivo, especialmente los dos primeros, sólo superados por Iberia y BME.

En el resto de mercados europeos, excepto en París, también dominó el color rojo. La apertura bajista de Estados Unidos consolidó las pérdidas. Los resultados de la aseguradora AIG y las pesimistas previsiones de Wal- Mart lastraron los índices neoyorquinos. Y, a diferencia de lo que ha ocurrido durante las últimas semanas, no encontraron auxilio en el petróleo. El barril brent, referencia europea, repuntó. Llegó a pagarse a más de 119 dólares, aunque fue desinflándose al final del día.