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Encuentro entre Zapatero y Rajoy / ÁLVARO GARCÍA
Las cosas han cambiado mucho y muy rápido. En unos pocos meses, y tras unas elecciones que mostraron la fuerza de cada uno, PSOE y PP han ido trenzando un nuevo clima en la política española que concluyó ayer con el acto formal, con un caluroso apretón de manos al pie de las escalinatas de La Moncloa -y no arriba, con frialdad, como era habitual-, de la muerte de la llamada crispación.
El combate entre Gobierno y oposición quedó ayer prácticamente reducido a un asunto, el de la economía y las recetas para enfrentarse a la crisis, que es el que habitualmente divide a la derecha y la izquierda en casi todas las democracias. Zapatero y Rajoy presentaron dos modelos para afrontar la crisis.
ETA tenía previsto colocar un potente coche bomba, previsiblemente antes del 31 de julio, en Getxo, el municipio donde residía Aitor Cotano Sinde, de 24 años, uno de los detenidos en la operación del martes contra el complejo Vizcaya. El atentado previsto era de "gran magnitud", según precisaron fuentes de la lucha antiterrorista.
Los Gobiernos catalán y valenciano exhibieron ayer el peso económico conjunto de sus sociedades y sus economías para exigir al Gobierno central un modelo de financiación autonómica "justo" que reconozca el aumento de población que han registrado ambas comunidades en los últimos años.
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