Cartas al director

Señor automovilista

Le aseguro que cuando circulo en bicicleta por nuestra ciudad no lo hago para molestarle. Lo hago para desplazarme sin contaminar, sin ocupar apenas espacio público al circular ni al aparcar.

Usted piensa que le molesto porque en algún momento no le permito ir a la velocidad que usted quiere (la ciudad tampoco es para correr, téngalo en cuenta) y me adelanta de forma agresiva, estando a punto de provocarme un accidente muy serio. Y todo para luego encontrarnos en el siguiente semáforo, donde usted mira para otro lado, avergonzado de que una bicicleta llegue al mismo tiempo, e incluso an...

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Le aseguro que cuando circulo en bicicleta por nuestra ciudad no lo hago para molestarle. Lo hago para desplazarme sin contaminar, sin ocupar apenas espacio público al circular ni al aparcar.

Usted piensa que le molesto porque en algún momento no le permito ir a la velocidad que usted quiere (la ciudad tampoco es para correr, téngalo en cuenta) y me adelanta de forma agresiva, estando a punto de provocarme un accidente muy serio. Y todo para luego encontrarnos en el siguiente semáforo, donde usted mira para otro lado, avergonzado de que una bicicleta llegue al mismo tiempo, e incluso antes, que su potente coche, ese utensilio de dimensiones desproporcionadas para un uso urbano.

Le ruego que espere usted pacientemente a que se den las condiciones para adelantarme, y mientras me ve pedalear sin el estrés de las prisas y el ruido que van intrínsecos con el uso automovilístico, piense si su ritmo de vida sedentaria es el correcto, si está usted contento consigo mismo. Y si decide usted seguir usando su coche, por favor, al menos respéteme y permítame no ser un eslabón más de la cadena contaminante de su ciudad.

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¡Ah! Y a esa mayoría de automovilistas que sí me respetan, muchas gracias.

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