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Reportaje:El futuro de Europa

David gana otra vez a Goliat

Una ecologista, un empresario y una antimilitarista han liderado la campaña contra el Tratado de Lisboa

Andrea Rizzi

Con todos los pesos pesados del mundo político y empresarial irlandés desplegados en el mismo bando -el del sí-, y teniendo en contra instituciones europeas y cancillerías de medio continente, las tropas del no parecieron durante la campaña una pequeña guerrilla muy fragmentada y dotada de medios inconsistentes frente a un gran ejército regular. Pero como a menudo sucede, se impuso el que tenía motivos más claros para combatir.

Tres figuras destacaron en esa guerrilla compuesta por elementos autónomos y hasta distantes entre ellos. Patricia McKenna, presidenta del People's Movement, ex eurodiputada verde y veterana de la campaña contra el Tratado de Niza; Mary Lou McDonald, la cara oficial de la batalla del Sinn Fein, único partido del arco parlamentario en pedir el no; y Declan Ganley, quizá el protagonista más mediático, el algo misterioso millonario fundador de la plataforma Libertas.

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Ganley, de 39 años, con intereses en varios sectores dentro y fuera de Irlanda, fue el paradigma de una campaña energética, contundente, llevada con eslóganes claros y a veces con tergiversaciones. Omnipresente en esta batalla, pero no muy conocido hasta entonces, Ganley ha despertado sospechas sobre la financiación de su campaña. Lo que sí ha quedado claro fue su mensaje: sin veto en 60 materias, sin comisario fijo, con la mitad de los votos en el Consejo respecto ahora. Así quedaría Irlanda con Lisboa.

Si Ganley fue también un gran machacador en temas económicos, lanzando la alarma sobre el riesgo de perder independencia en materia fiscal, un aspecto muy sensible en Irlanda, Mary Lou McDonald, eurodiputada del Sinn Fein, de 39 años, construyó su campaña abanderando sentimientos antimilitaristas y la defensa de los derechos de los trabajadores, según su partido poco protegidos en un tratado de tintes neoliberales. Gerry Adams, líder de Sinn Fein, y los suyos cuentan con sacar notable rentabilidad política de este referéndum.

Mientras tanto, Patricia McKenna, ex eurodiputada verde de 41 años, catalizó como presidenta del People's Movement fuerzas procedentes de varios gremios, artistas, políticos independientes o disidentes de otros partidos. La petición de una Europa más democrática fue el común denominador de este grupo, que unió a distintas instancias de las que se hizo portavoz esta mujer de modos y tonos agradables.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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