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La crisis alimentaria

Lula defiende el etanol y culpa al petróleo de la carestía

Brasil es uno de los protagonistas de la cumbre. Los biocombustibles están en el centro del huracán de la crisis alimentaria, y Luiz Inácio Lula da Silva ha sido de los primeros dirigentes en llegar a Roma. Brasil se juega parte de su futuro en la batalla. En un par de años estará entre los mayores exportadores mundiales de etanol hecho con caña de azúcar, y ya es líder en ventas de coches flex, que se mueven con gasolina o alcohol de caña.

Lula ha atacado a las otras causas que ayudan a la subida de los precios agrícolas: la "especulación" del precio del petróleo y los subsidios europeos a la agricultura. Y ha defendido la "revolución energética" del biocombustible de caña, porque está de acuerdo con las ONG en que el de cereales, especialidad de EE UU, sí provoca daños.

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España, dijeron ayer fuentes diplomáticas, no tomará partido de momento en el debate sobre los biocombustibles, a la espera de que los expertos acuerden cuáles son sus efectos y peligros reales.

De momento, Lula pedirá a Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, con el que se entrevista hoy, una reunión internacional sobre la especulación en el mundo del petróleo. "Es necesario encontrar un precio del crudo que sea compatible con las necesidades de los países pobres". Los enemigos del etanol "son los lobbies petrolíferos, pero también la industria europea del automóvil, que no quiere cambiar su modelo productivo", asegura.

Nuevo modelo de coche

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Para acabar su rueda de prensa, Lula mostró la foto de un modelo de coche made in Brazil que será construido con plástico extraído del etanol de caña. Sin una gota de petróleo.

Mientras, la presencia de algunos mandatarios en Roma estos días ha dado lugar a situaciones difíciles. Los menos deseados, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y el de Zimbabue, Robert Mugabe, no han sido invitados a la cena que ofrecen esta noche Silvio Berlusconi y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijeron ayer fuentes diplomáticas. La visita de ambos ha causado quebraderos de cabeza incluso al Vaticano, que ha decidido que el Papa no recibirá individualmente a ningún líder.

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