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Los armadores inician el amarre indefinido y escalonado de la flota

La pesca es el único sector en clara recesión en la economía gallega

Los 5.300 barcos de las flotas de altura y bajura con sede social en Galicia iniciaron ayer el amarre indefinido y cese de actividad, para presionar al Gobierno para que apruebe un plan de reconversión de toda la actividad, desde la extracción hasta la comercialización del pescado.

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El paro de los armadores será escalonado, es decir, los barcos que vayan regresando de sus mareas irán amarrando progresivamente. La convocatoria prevé que no salga ningún barco a la mar a partir del 10 de junio y que toda la flota permanezca en los puertos a partir del 16 de junio. Según los cálculos empresariales, los mercados españoles empezarán a notar la escasez de pescado a partir de finales de la semana próxima, si antes no hay un acuerdo con el Ministerio de Medio Marino.

Aunque el amarre está convocado en toda España, la mayor incidencia procede de Galicia, ya que concentra el 60% de los barcos y suministros de pescados y mariscos al mercado español. El paro es armadores, no de pescadores, ya que ni los sindicatos CC OO y UGT ni algunas cofradías de pescadores y mariscadores lo secundan. La CIG apoya la movilización, aunque no está de acuerdo con algunas de sus reivindicaciones.

¿Qué piden los armadores? En un plan de viabilidad enviado por la patronal Cepesca al Ministerio de Medio Marino, se pide una batería de medidas que incluyen desde 500 millones de euros en subvenciones para desguace de barcos, combustible y financiación bancarias; hasta el control estricto de la cadena de comercialización que evite los márgenes actuales de más del 300% en el pescado, desde la lonja hasta el supermercado. Los datos del sector indican que el precio medio del pescado vendido por los armadores se sitúa en los 2 euros por kilogramo, mientras que el precio de venta al público medio del pescado supera los 6 euros por kilogramo.

Tras una concentración desarrollada ayer, los armadores tienen preparada una batería de medidas de presión que incluirán el bloqueo de los principales puertos pesqueros gallegos, de algunas refinerías petrolíferas o el boicot al pescado asiático de importación que se vende en todos los supermercados sin ningún tipo de control.

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Los armadores de Porto Celeiro ya han iniciado una campaña de inspección de las fórmulas de venta del pescado al público, detectando irregularidades que en su opinión el Gobierno debería evitar, tanto en el etiquetado, como en el precio, como en la mezcla de especies capturadas por la flota gallega con especies descongeladas procedentes de Asia y Holanda.

La pesca es el único sector de la economía gallega que está, desde hace 8 años, en recesión. Un estudio elaborado por el catedrático de la Universidad de A Coruña, Fernando González Laxe, revela que entre los años 2000 y 2006, el sector pesquero redujo su valor añadido bruto (VAB) en un 7,61% en términos reales.

El informe indica que la pesca gallega aportaba 610 millones de euros a la riqueza económica de Galicia en el año 2000, dato que bajó a 497 millones de euros en el ejercicio 2006.

El estudio de Laxe muestra que la pesca ha reducido 2.300 empleos netos en seis años, pasando de 30.348 personas a 28.015 trabajadores. Por la peculiaridad del sector, los datos del empleo pesquero incluyen tanto los asalariados, como a los autónomos. El resto de los sectores económico gallegos aumentó su VAB en términos reales.

Buques de pesca amarrados, ayer, en el puerto de Burelo, Lugo.
Buques de pesca amarrados, ayer, en el puerto de Burelo, Lugo.EFE

5.272 barcos sin pescar

Fuentes de las asociaciones de armadores convocantes de la protesta informaron de que la flota gallega, de altura y bajura, está integrada por 5.272 barcos. El objetivo de la protesta es que, entre del 10 de junio en adelante no salga un sólo barco a pescar.

Para los próximos días el sector tiene preparadas acciones de choque para presionar al Gobierno y a Bruselas. Al igual que en España, los armadores portugueses iniciaron ayer un paro indefinido de la flota, lo que podría dejar a Europa sin pescado ni fresco ni congelado.

Para evitar que las grandes superficies suplan la falta de pescado gallego con importaciones de países asiáticos y africanos, los armadores tienen previsto el bloqueo de los puestos de inspección fronteriza, para exigir un mayor control sobre la calidad, procedencia y salubridad del pescado congelado que procede de otros países.

El Ministerio de Medio Marino, hacia el que se dirige directamente la protesta, ya ha respondido que acentuará los controles de las importaciones, pero ya ha dejado claro que no intervendrá el precio del gasóleo para la pesca.

Asimismo, ante los 500 millones de euros que el sector pide en su plan de viabilidad, el citado ministerio ha respondido que en los últimos cuatro años los armadores españoles ya han recibido 420 millones de euros en subvenciones directas del Gobierno central.

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