LA CALLE / Las perlas

¿Estudias o trabajas?

- Nocturnidad. José Montilla estudió el bachillerato nocturno en el instituto de Cornellà. El único que había en aquellos primeros años setenta. Hoy no podría hacerlo en el mismo: ha quedado fuera de los que lo impartirán. Claro que muchos de los matriculados hoy en nocturno tampoco podrían. Era necesario estar dado de alta en la Seguridad Social. Y para repetir, debía aprobarlo la junta de evaluación. Los repetidores se iban a la privada, claramente de segunda. Convergència i Unió (CiU) se encargó de liquidar parte del prestigio de la enseñanza pública. Algunos profesores colaboraron en compl...

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- Nocturnidad. José Montilla estudió el bachillerato nocturno en el instituto de Cornellà. El único que había en aquellos primeros años setenta. Hoy no podría hacerlo en el mismo: ha quedado fuera de los que lo impartirán. Claro que muchos de los matriculados hoy en nocturno tampoco podrían. Era necesario estar dado de alta en la Seguridad Social. Y para repetir, debía aprobarlo la junta de evaluación. Los repetidores se iban a la privada, claramente de segunda. Convergència i Unió (CiU) se encargó de liquidar parte del prestigio de la enseñanza pública. Algunos profesores colaboraron en completar la faena.

- Alevosía. Ernest Maragall repartió a los sindicatos copia del proyecto de Ley de Educación. Cada copia era diferente. ¿Razón? Se supone que se actualizaban los cambios en cada ocasión. Pero la cosa recuerda a un secretario general de un partido nacionalista coligado con uno democristiano que introducía cambios en las copias del segundo para poder demostrar que era él quien lo filtraba a los periodistas.

- Uniones. Si Unió fuera una empresa se hallaría en situación de quiebra técnica y a merced de cualquier OPA. En un partido así, el único que podría opar es el PP, y sus dirigentes creen que no vale la pena. "Es cosa de tiempo que acabemos juntos", afirman mientras hacen cálculas para ver si les alcanza la caja para cancelar la deuda democristiana.

- Por el fracaso hacia el éxito. Joan Laporta, presidente del Barça, tiene, según se afirma, vocación política. Lo hará bien. De momento ha sido capaz de fracasar este año totalmente en el Barça (fútbol, baloncesto y balonmano) sin que le haya venido a las mientes la posibilidad de dimitir. Pura madera de político. Y además, no le importa quedar con el culo al aire.

- Submarinos. En la calle de Nicaragua de Barcelona, sede de los socialistas, están muy contentos con Francesc Baltasar. "Es la prueba palpable de que ICV es la 'marca blanca' del PSC", afirman. Desde que está en Medio Ambiente han desaparecido los conflictos con otros departamentos.

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