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Nombramientos en el PP

Los veteranos recelan de Soraya

La nueva portavoz, mujer de consenso que ha pactado los estatutos con el PSOE,recibida en el PP con escepticismo de muchos e ilusión entre algunos jóvenes

Carlos E. Cué

Nada más votar por aclamación a su nueva portavoz, en el PP se formaron los primeros corrillos críticos con la joven diputada. Y es algo poco frecuente en un partido que hace de la disciplina, la unidad y el presidencialismo uno de sus ejes básicos. La segunda derrota consecutiva parece haber puesto en dificultades esa unidad, hasta el punto de que Ángel Acebes, el aún secretario general -todos los consultados creen que no renovará en junio-, pidió a los suyos que la conserven: "Algunos intentarán buscar una nueva crisis del PP. Hay que defender nuestra cohesión, que es nuestra gran fortaleza. El congreso de junio abrirá una nueva etapa en la historia del PP".

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Ellos le escucharon pacientemente, y una parte importante, sobre todo los veteranos, algunos ex ministros de Aznar, salieron del cónclave y empezaron a mostrar sus dudas ante los periodistas. Había algunos muy duros: "[Soraya Sáenz de Santamaría] No va a aguantar ni un periodo de sesiones", señalaba un veterano diputado. Pero la mayoría era más suave, aunque el fondo era el mismo. "Soraya merece una oportunidad, como ha dicho Mariano en su discurso. Ahora, ése no era el cargo más adecuado para ella. Tal vez algo interno le iba mejor. No tiene apenas experiencia parlamentaria y lleva cuatro años en el partido. González Pons o Costa estaban más preparados".

La mayoría de los veteranos, y también algunos jóvenes cercanos a Esperanza Aguirre o a Francisco Camps, no se preocupaban tanto por el perfil externo -Sáenz de Santamaría no tiene la fuerza dialéctica de González Pons, pero tiene buena imagen en los medios y representa la renovación- sino por la batalla interna. "Un grupo de 154 diputados es un partido que ha perdido, y sin posibilidad de repartir cargos es muy difícil de controlar. Y Soraya lo va a pasar muy mal a la hora de hacerse respetar, por mucho que tenga todo el poder que le da Mariano", sentenciaba otro ex ministro. El propio Rajoy pareció responder en su discurso a estas dudas: "Se ha ganado el respeto de sus compañeros y de sus adversarios. Ha tenido que lidiar con asuntos no fáciles a lo largo de esta legislatura".

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Una tras otra, las opiniones entre los veteranos eran coincidentes a la salida. Sin embargo, entre los más jóvenes, unos pocos veteranos y, sobre todo, en el entorno de Rajoy, como es lógico, el entusiasmo era total. Ellos creen que Sáenz de Santamaría, la artífice del pacto de seis estatutos de autonomía con el PSOE, ha logrado en poco tiempo una experiencia que le permitirá enfrentarse a sus propios enemigos internos. "El aznarismo estará de uñas, pero eso va a durar poco tiempo. Y Rajoy ha sabido mostrar una gran autonomía frente a todos, y eso es importante", sentenciaba otro diputado.

La mayor preocupación de los veteranos, con todo, no estaba en el nombramiento de Sáenz de Santamaría, una brillante abogada del Estado a la que todos reconocen méritos profesionales, aunque en política siempre ha estado a la sombra de Rajoy.

El verdadero centro de los comentarios ayer era la sensación de que Rajoy parece no dar aún con el tono adecuado para generar entusiasmo, vender un proyecto nuevo y transmitir la sensación de que es posible ganar en 2012. "No es fácil, pero alguien debería decir que el Rey está desnudo. En un año la situación puede ser insostenible. Tiene que buscar ideas nuevas cuanto antes", sentencia un dirigente con larga trayectoria en los últimos años.

Una vez más, fue el propio Manuel Fraga, padre del PP, quien tocó esa tecla delicada ante los suyos: "La sociedad ha cambiado muchísimo desde la Transición. La relación entre la sociedad civil y la Iglesia ya no es la misma y tampoco las relaciones familiares. Deberíamos crear un grupo de trabajo, al margen del congreso, para estudiar estos cambios". Nadie recogió ese guante.

SCIAMMARELLA

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