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ELECCIONES 2008 | Los mitines
Columna
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Reválida

Enrique Gil Calvo

He dudado en titular esta columna si reválida o revancha, dado el clima de segunda vuelta del 14-M que la oposición del PP ha logrado imponer a toda la campaña electoral, diseñada como una condensación en dos semanas de toda esta legislatura centrada en su afán por vengarse buscando el desquite. Y también la estrategia de Rajoy en el debate del lunes consistió en reeditar en dos horas una versión reducida y aumentada de la legislatura pasada. Pero como el tiro le salió por la culata, perdiendo el duelo según todas las encuestas, cabe imaginar que esta noche insistirá en su fallido intento de tomarse la revancha.

Respecto al debate de la semana pasada, muchos observadores han comentado que apenas se habló del futuro, dado que los duelistas invirtieron casi todo su tiempo en ajustarse las cuentas. Pero eso sólo es verdad si atendemos al contenido manifiesto de sus palabras. Pues si nos fijamos en su sentido latente, ya lo creo que nos hablaban del futuro. Pero no de un futuro color de rosa, como el de su moraleja final (la niña de Rajoy), sino de un futuro más que sombrío: el que nos aguardaría si venciera su contrincante. En efecto, no sólo en este debate sino en toda la campaña, así como en la legislatura entera, ambos bandos han venido esgrimiendo el mismo mensaje subliminal, como continuo leit motiv que enmarca toda su retórica propagandística: si no nos votas, ganarán ellos. La publicidad socialista en Barcelona es bien explícita: si no vas (a las urnas), ellos vuelven. Y el PP viene a decir lo mismo: si no te vienes con nosotros, ellos seguirán gobernando, con todo el desastre que esto implica según Rajoy y compañía.

Los dos bandos se basan en el mal menor: vótanos como único modo de votar contra ellos

Es el mensaje del miedo, la omnipresente idea-fuerza que manejan los dos bandos, basada en la estrategia del mal menor: vótanos como único modo de votar contra ellos. De ahí que no inviertan demasiados esfuerzos en ponderar sus propias propuestas (programas, méritos de los candidatos), pues prefieren concentrarlos en descalificar a los adversarios presentándolos como enemigos malignos a los que expulsar del terreno de juego. Es la propaganda política de tipo negativo y destructivo, que en las demás democracias está equilibrada por otras propuestas constructivas, pero que en España es invasiva, monopolizando la totalidad de la oferta política. Así por ejemplo, mientras Barack Obama vende en EE UU su ilusionante sueño de futuro, lo que aquí venden Zapatero y Rajoy es una pesadilla amenazadora: la que se produciría en el futuro si los otros volvieran a gobernar o siguiesen gobernando. Y los atemorizados ciudadanos responden en consecuencia, votando al mal menor sin el más mínimo entusiasmo.

Y es verdad que el 9-M nos jugamos el futuro, aunque no sea color de rosa, como el sueño de Obama, sino tenebroso, como la pesadilla preventiva de Rajoy y Zapatero. Pero además del futuro, en las elecciones también se pone en juego el pasado, pues se trata de la única oportunidad que se les brinda a los ciudadanos para enjuiciar a la clase política, exigiéndole responsabilidades por su ejecutoria durante la última legislatura. De ahí que haya optado por el titular de reválida, pues el 9-M se celebra el examen al que han de presentarse tanto el gobierno como la oposición, para someterse al severo juicio del tribunal ciudadano. Y en esa reválida, los electores les examinarán por su pasado comportamiento al ejercer el poder u oponerse a él.

Pues bien, con permiso de los lectores, y aunque también lo haga como ciudadano el 9-M, aquí voy a enjuiciar como profesor de sociología política la ejecutoria del gobierno y la oposición. ¿Cómo calificar la reválida del PP?: con suspenso de cero absoluto, evidentemente. En los 30 años que llevamos de democracia, nunca se hizo una oposición tan sucia e injusta, tanto dentro como fuera del Parlamento. Es verdad que la oposición de Aznar contra González fue más dura, pero tenía causa real para justificarla (GAL, Filesa), como también estuvo plenamente justificada la oposición de Zapatero contra Aznar (Prestige, Azores, Irak). Mientras que la oposición de Rajoy contra Zapatero ha sido falaz y fraudulenta, sin causa real que lo justifique.

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¿Y qué hay de la reválida de Zapatero? Cabe evaluar su ejecutoria con 4,9. Presenta bastantes luces (derechos civiles, leyes bienintencionadas aunque ineficaces) pero todavía más sombras (agenda social sin desarrollar, debilidad internacional, deriva autonómica), sin que se haya atrevido a explicar a la ciudadanía sus abultados fracasos y errores (fallido proceso de paz). En consecuencia, no está claro que el presidente Zapatero haya demostrado méritos suficientes para revalidar su ocupación del cargo, al que sólo accedió de rebote por el voto de castigo contra Aznar. Pero serán los ciudadanos quienes juzguen. Y aunque sólo sea como mal menor, parece ser que lo van a revalidar.

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