El Betis se acostumbra al gol

El Betis vivió su tarde más plácida en la primavera adelantada que se disfruta en Sevilla. Y es que el conjunto verdiblanco mete goles. Paco Chaparro recuperó al macizo ariete Pavone para la causa y los frutos llegaron de la complicidad que Edu y él han sabido construir. Ayer se les unió Mark González. El chileno no había cubierto ninguna de las numerosas expectativas que levantó su llegada del Liverpool. Sus carreras habían tenido menos criterio que las de una gallina decapitada y la sucesión de lesiones y dolencias varias llegaron a alimentar sospechas sobre su compromiso con el equipo de Heliópolis. Ayer se retiró tocado, como casi siempre; pero la grada le despidió en pie y coreando su nombre como no había sucedido nunca. El Betis marcó cuatro goles y el chileno fue imprescindible en tres de ellos.

El Murcia estuvo vivo unos pocos minutos. La salida de los visitantes fue valiente -ya no es un secreto para nadie que los verdiblancos tardan cerca de un cuarto de hora en espabilarse cuando juegan en su estadio-, pero con muy poco más que ofrecer que las ganas. Los murcianistas llegaban con facilidad hasta el borde del área en esos minutos. Pero nunca parecieron ser capaces de meter un gol.

Mark González alteró con una internada veloz el tostón futbolístico. Su centro al corazón del área pequeña lo metió Arzo en la portería en su afán de impedírselo a Pavone. El chileno siguió animando el encuentro y en cuanto pudo reeditó la jugada favorita del Betis: centro desde la izquierda y remate de cabeza de Edu.

Lucas Alcaraz cambió la delantera en el descanso en lo que pareció más gesto que estrategia realista. De hecho, el partido no varió. Lo único que podría haber ayudado al Murcia habría sido la desaplicación verdiblanca. Que muchas veces se ha visto. Pero al Betis le ha gustado esto de meter goles.