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Reportaje:

El fútbol se impone a la política

El talento innegociable de Agüero y Robinho pone en evidencia la flojera de Rijkaard con sus pesos pesados, lo que le llevó a condenar a Messi y Eto'o - Robben, lesionado en Huelva, puede perderse la temporada

José Sámano

El talento no es negociable. Lo comprobó el Atlético, que se enganchó a un jugadorazo, Agüero, y dio un revolcón al Barça. Lo ratificó el Madrid, que echó el lazo a Robinho, otro virguero, y éste sacó al equipo del barro en Huelva. Y lo pagó el Barça, que contuvo a Messi y desvirtuó a Eto'o por razones políticas. Los dos fueron víctimas del patético enchufismo que promueve Rijkaard en el santuario azulgrana, en el que aún se rinde culto al pasado. Justo cuando el Barça aclaraba su presente, su técnico rebobinó en blanco y negro para no desairar a Ronaldinho y Henry. De un plumazo, Rijkaard concedió al Atlético una hora sin el tormento de Messi y el mismo tiempo sin que sus centrales sufrieran el martirio de Eto'o, desnortado por la orilla derecha para restarle ajetreo a Ronaldinho, encaprichado con una supuesta función de ariete. De Henry no hubo pistas, dimitido desde el calentamiento. O quién sabe si mucho antes. Así, Rijkaard frenó en seco la remontada azulgrana y evidenció, una vez más, que en el vestuario culé las decisiones obedecen a cuestiones narcisistas, no deportivas. Rijkaard no sabe gobernar en la abundancia y en el palco también hay una concentración de egos, lo que nubla la vista y distorsiona la realidad.

La pasada temporada, curiosamente, la gran remontada del Madrid de Fabio Capello se inició tras el destierro de Ronaldo a Milán y una condena provisional a Beckham. Ellos eran los últimos eslabones galácticos; sin ellos se revalorizaron chicos como Robinho y se reforzó el compromiso del vestuario. El incipiente ciclo de los fantásticos del Barça ha resultado un fiasco. Henry nada ha sumado y, pese a lo proclamado en los altavoces azulgrana, no ha logrado activar a Ronaldinho, que sigue en proceso de recuperación de no se sabe qué eterna lesión o desengaño. Frente al declive de ambos, Messi se ha doctorado, Eto'o no baja las revoluciones y Bojan y Giovani ya se han matriculado. Lo mismo da. El Barça aún se siente en deuda con Ronaldinho, cuando, sin negarle su contribución, el vínculo debería ser a la inversa. Fue una institución como la barcelonista la que le apadrinó y entronizó. Desde luego nada le debe a Henry, salvo sus lunáticos honorarios. Pero ya se sabe que el Barça siempre ha gestionado mal su relación con los totems: o los denigra o les consiente un compadreo intolerable.

En el Atlético sólo hay uno, el Kun, un futbolista con el cuajo de los más grandes, pero en este Atlético le falta vuelo porque no tiene orquesta. Ni Michael Jordan hubiera encumbrado a los Grizzlies.

Messi realiza un pase ante Agüero en el Atlético-Barça del sábado en el Calderón.
Messi realiza un pase ante Agüero en el Atlético-Barça del sábado en el Calderón.REUTERS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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