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Un turolense con imagen de buen gestor

Manuel Pizarro se hizo conocido para el gran público en la batalla desatada en torno a la primera eléctrica española. El turolense, que llegó a la presidencia de Endesa de la mano de José María Aznar, libró una dura batalla en contra de la operación de compra lanzada por Gas Natural sobre la empresa que presidía. Su imagen ante las cámaras de televisión, con un ejemplar de la Constitución en la mano, denunciando la OPA de la compañía gasista como una oferta ridícula en precio y politizada fue el inicio de una dura pugna empresarial y política de la que Pizarro logró salir con una imagen de buen gestor, capaz de recabar el apoyo mayoritario de su masa de accionistas.

Con una dilatada carrera empresarial, en la que Pizarro aseguraba públicamente que había colmado todas sus expectativas (fue presidente de Ibercaja, de la Confederación de Cajas de Ahorro y de la Bolsa), y con una fortuna personal más que discreta (sus últimos ingresos anuales en Endesa superaron los tres millones de euros), el empresario había descartado públicamente dar el paso a la política. Aunque ésta no le es ajena.

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De Pizarro se ha dicho siempre que estuvo detrás de las designaciones para dirigir empresas que realizó el PP cuando llegó al poder a finales de los años 90.

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