Con las manos de Soledad apretando las suyas, sin una queja que alterara la compostura mantenida durante los meses que ha tenido que afrontar la verdad de saber que estaba empeñado en una lucha contra la muerte, así se ha ido, en la paz de los hombres buenos, Miguel Ángel Molinero.
In memóriam
José María Gil-Albert pertenecía a la generación de la transición democrática. Una época en la que personas provenientes de campos ideológicos distintos nos encontramos en un objetivo común, la recuperación de la democracia y el asentamiento de las bases de prosperidad que proyectaran a España hacia una situación de progreso material y espiritual.