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La crisis diplomática

Dos semanas en vías de solución diplomática

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, anunció el 13 de noviembre en el Senado: "Estamos en el camino correcto para superar" el incidente con Venezuela. Lo dijo animado por unas declaraciones de Chávez en una rueda de prensa: "Sólo pide respeto, quiere buenas relaciones con el Rey y con el presidente del Gobierno", parafraseó Moratinos. Pero la diplomacia parece no haber avanzado ni un milímetro desde que don Juan Carlos mandara callar hace 17 días al presidente venezolano. Desde entonces se repite la misma tónica: Moratinos trata de quitar hierro al asunto con mensajes conciliadores y Chávez sigue explotando el incidente refiriéndose a él allá por donde va: desde París a Riad, parando en Lisboa.

Exteriores ha intentado consensuar un comunicado conjunto con el Gobierno venezolano desde el encontronazo en la Cumbre Iberoamericana para zanjar el incidente cuanto antes. Sin éxito hasta hoy. El Gobierno descartó enseguida la posibilidad de llamar a consultas al embajador español en Caracas, como exigía el PP y ha apostado, literalmente, por no calentar más el ambiente: "Se trata de responder con frialdad", explicaba la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, pero Chávez se niega a olvidar el tema y sigue arremetiendo contra el Rey. Lo hizo al día siguiente de aquella optimista declaración de Moratinos, amenazando con "meter el ojo" a las empresas españolas en Caracas y lo volvió a hacer el domingo: "Hasta que el Rey no se disculpe, yo congelo las relaciones con España".

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