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Venezuela e Irán se unen al pedir para la OPEP un papel político activo

Chávez avisa de que el petróleo puede llegar a 200 dólares si EE UU invade Irán

Ángeles Espinosa

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, defendió ayer en la inauguración de la tercera cumbre de jefes de Estado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) un papel político más activo para ese grupo, una idea que había esbozado horas antes el iraní Mahmud Ahmadineyad. Pero su anfitrión, el rey Abdalá de Arabia Saudí, rechazó la idea reflejando la división que existe en el seno de ese club energético, que hoy reiterará su compromiso de mantener la estabilidad del mercado, aunque no es previsible que aumente la producción.

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En su discurso de traspaso a Arabia Saudí de la presidencia rotatoria de la organización, Chávez expresó su deseo de que la OPEP se convierta en "un actor político y geopolítico activo". El monarca saudí, por su parte, defendió todo lo contrario en su mensaje de apertura. "El petróleo no debe convertirse en instrumento de conflicto", manifestó Abdalá.

Esas diferencias ya se habían puesto de relieve horas antes cuando, a su salida de Teherán, Ahmadineyad había declarado que la OPEP es "una organización muy importante", pero que "las presiones políticas y económicas no le han permitido alcanzar su lugar". El presidente iraní aseguró que "el petróleo está por debajo de su valor" y sugirió reconsiderar la cotización del crudo en dólares, algo desestimado por Arabia Saudí.

"Trataremos sobre la moneda con la que se vende el petróleo, ya que afecta negativamente a los intereses de los países productores", dijo Ahmadineyad antes de viajar a Riad. Sin embargo, la propuesta iraní, que contaba con el respaldo de Venezuela, fue desestimada el día anterior durante una reunión preparatoria de los ministros de Exteriores, de Economía y de Petróleo del cártel.

"Me temo que cualquier referencia a que la OPEP estudia el asunto del dólar tendría consecuencias por sí misma", manifestó el jefe de la diplomacia saudí, Saud al Faisal, a puerta cerrada. Sin embargo, un error hizo que esa parte del debate se oyera en la sala de prensa.

La discrepancia ponía de relieve las diferencias políticas entre los miembros pro estadounidenses, liderados por Arabia Saudí, y los contrarios a Washington, Irán, Venezuela y tal vez Ecuador, que ayer se reincorporó al cártel después de 15 años de ausencia y cuyo presidente, Rafael Correa, ha dado signos de seguir la senda de Chávez. El presidente venezolano también aprovechó la tribuna para lanzar una advertencia a EE UU contra un eventual ataque contra Irán. "El precio del petróleo alcanzaría los 200 dólares por barril", dijo Chávez.

El crudo ha cuadruplicado su precio desde 2002 y durante la última semana se ha aproximado peligrosamente a la barrera psicológica de los 100 dólares por barril. Los países consumidores, aguijoneados por la presión que eso supone en sus mercados, esperaban que la OPEP anunciara un aumento de su producción frenando así la tendencia al alza. Sin embargo, los ministros de la organización, que bombea un 40% del crudo mundial, aseguran que hay suficiente oferta y que son otros factores los responsables del encarecimiento.

De acuerdo con el borrador de la Declaración de Riad, que se filtró a la prensa, reiterará el compromiso del grupo a mantener los precios "estables y competitivos". Tanto Ahmadineyad como Chávez apuestan por unos precios al alza para financiar sus proyectos políticos populistas. De ahí su preocupación con la devaluación del dólar. Ambos defienden una cotización basada en una cesta de divisas para estabilizar el precio.

Sin embargo, esta propuesta tiene más contenido político que económico. Durante los dos últimos años, la subida del precio del petróleo (69%) ha sido mucho mayor que la depreciación del dólar frente al euro (14% descontada la inflación), según Reuters. Además, choca con los intereses de Arabia Saudí, el peso pesado de la OPEP, y el resto de las monarquías petroleras árabes. No sólo tienen monedas ligadas al dólar e inversiones en EE UU, sino que dependen de Washington para su seguridad.

La paradoja de los precios altos

Resulta incuestionable que los altos precios del petróleo benefician a sus productores. Las declaraciones de ayer del presidente iraní y el escaso interés de los miembros de la OPEP por aumentar la producción no dejan lugar a dudas. Sin embargo, algunos expertos alertan de las imprevisibles consecuencias de ese beneficio para aquellos que, como Irán y Venezuela, subsidian los combustibles.Cuanto más sube el petróleo, más cuestan esos subsidios. "Llegado cierto punto, resultan demasiado gravosos, pero si el Gobierno intenta recortarlos puede desatar disturbios", advierte Frida Ghitis en World Politics Review. Ghitis recuerda que eso es lo que sucedió en Venezuela a finales de los años ochenta, cuando las protestas por el recorte de subsidios dejaron numerosos muertos.Más recientemente, ese peligro se ha visto en Irán. La implantación de un sistema de racionamiento para reducir la sangría al tesoro público desató en junio una oleada de protestas violentas en las principales ciudades. A pesar de ser el cuarto productor mundial de petróleo, la República Islámica no tiene suficientes refinerías, lo que le obliga a importar el 40% de la gasolina que consume. Su subvención se comió el año pasado la friolera de 3.700 millones de euros, un 10% de los ingresos del petróleo y un 17,5% del producto interior bruto, según el FMI.Cinco meses después, las autoridades dicen que han logrado reducir la demanda un 15%. Pero con un precio de 1.000 riales (7,7 céntimos) el litro en el surtidor, la factura que paga el Estado todavía es elevada, y el aumento del precio de importación se puede comer lo conseguido. El Gobierno ha empezado a tomar medidas, lo que da una idea de su preocupación.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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