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Reportaje:

Ayuda póstuma a siete náufragos

Pesca subsana el error administrativo de 2002 e indemniza a 20 familias

A menos de dos millas de distancia de A Coruña y Oleiros, 23 metros bajo el agua, reposa desde hace cinco años el Meloxeira, un pesquero de nueve metros, y muy probablemente también los cuatro tripulantes que el 12 de abril de 2002 ya no regresaron de la faena. Todos vecinos de Lorbé. Lo eran Antonio y Alberto Barreiro Illanes, dos hermanos que junto a su primo, Luis Vázquez Fernández y Óscar Maceira Díaz figuran todavía hoy como desaparecidos, según la fría calificación administrativa que la burocracia institucional establece para estos casos. Lo son a pesar de que medio pueblo abandonó aquel día una charla sobre las ayudas del Mar Egeo para lanzarse a una búsqueda que resultó infructuosa.

María, que se quedó viuda a los 30 y con un bebé, no se cree aún la subvención Un seguro protege por primera vez a los inmigrantes de la flota gallega

Al final del cansino periplo de ventanilla en ventanilla para lograr la declaración de ausencia que ampara el cobro de indemnizaciones, las familias se toparon con un imperdonable error administrativo que les castigó sin sustento. La póliza que protege a los marineros gallegos en caso de accidente había caducado. La Consellería de Pesca que entonces dirigía Enrique López Veiga y la compañía Seguros Vitalicio litigaron hasta que el Tribunal Supremo dio la razón a la aseguradora. Las familias de las víctimas del Meloxeira y los otros cuatro fallecidos en el mar entre enero y junio de 2002 -los seis meses en los que el sector estuvo desamparado- se quedaron sin ayudas. Le sucedió a Ramona, una mariscadora con tres hijos que perdió la vida. Y a José Luis P. que dejó mujer y dos hijos tras el naufragio del Carbisa III. Igual que a los trece heridos que sufrieron lesiones irreversibles en distintos siniestros durante aquel semestre.

Cinco años más tarde una consellería de distinto color político se ha puesto a deshacer el entuerto administrativo. La titular de Pesca, Carmen Gallego, anunció esta semana una partida de 290.000 euros para resarcir a los heridos y a las familias de los marineros muertos. La Xunta destinará 140.000 más a pagar con carácter retroactivo las becas de estudio a los hijos de los marineros.

María Alejandra Fernández, que en abril de 2002 se quedó viuda con 30 años y un bebé de 13 meses, se resistía ayer a contemplar el final de su calvario. "Mi abogada no me ha dicho nada, hasta que tenga el dinero no me lo creo, llevo cinco años luchando", confiesa una mujer bregada en la desgracia que ya en 1999 vio arder el barco de su padre, Daniel Fernández, patrón mayor de la Cofradía de Lorbé. Durante el último lustro sobrelleva la tragedia del Meloxeira con el apoyo de su familia, la pensión y las ayudas por orfandad de su hija, que ya cumplió seis años.

La Xunta programa un fondo adicional para erradicar otra discriminación histórica en la flota también relacionada con el seguro colectivo de accidentes. Desde este año, la póliza incluye por primera vez a los inmigrantes enrolados en las tripulaciones, 1.500 personas que hasta ahora no encontraban el amparo de las aseguradoras. Los técnicos de Pesca han eliminado un párrafo, dudoso desde el punto de vista legal, para universalizar derechos y eliminar fronteras en los camarotes de los barcos.

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Donde el anterior seguro tomaba como beneficiarios a "todos los españoles con domicilio en Galicia", el nuevo amplía la cobertura a "todos los tripulantes extranjeros que trabajen en buques pesqueros con base en Galicia". Una forma de reconocer la multiculturalidad de la flota en una época en que las redes ya no atraen a los jóvenes gallegos. Entre las prestaciones incluye la cobertura de ayudas, becas para estudio y facturas de guardería para huérfanos e hijos de accidentados. Además cubrirá repatriaciones, gastos de sepelio y el coste de adaptar hogares y coches en caso de minusvalía.

La medida, que no tiene efecto retroactivo, la hubiesen agradecido las familias de los tres peruanos, de su compañero caboverdiano y de los dos tripulantes senegaleses que perdieron la vida en el Siempre Casina, el buque con base en Burela que se fue a pique en 2005 cuando regresaba de la costera del bonito.

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