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Solbes cuestiona la fuerte subida del salario mínimo que planea Caldera

El ministro de Trabajo quiere un compromiso en torno a 800 euros en el programa electoral

Lucía Abellán

El ideario social de una parte del Gobierno vuelve a toparse con la ortodoxia económica de Pedro Solbes. El vicepresidente y ministro de Economía impuso ayer cautela ante la propuesta sindical de elevar el salario mínimo por encima de los 800 euros al mes en la próxima legislatura. "Son cifras redondas que suenan muy bien, pero luego hay que hacer los números", respondió Solbes. Aunque el mensaje se dirigía en principio a los sindicatos, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, ultima una propuesta muy similar para el programa electoral con el que el PSOE concurrirá a las elecciones.

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El responsable de Hacienda ejerce como guardián de la estabilidad económica aun cuando las propuestas que se formulen no afecten a la legislatura. El salario mínimo interprofesional (ahora, 570 euros al mes en 14 pagas) ha experimentado una fuerte subida durante el mandato del PSOE. A su llegada al cargo, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, se propuso dar un impulso a esta renta -entonces, 460 euros- para que recuperara el poder adquisitivo perdido y se aproximara al entorno europeo. Con ese planteamiento, la renta mínima alcanzará el compromiso electoral de 600 euros en 2008.

La meta no basta ni para el ministro ni para los sindicatos. Por eso Caldera, coordinador del programa electoral socialista para las elecciones generales, aboga por otro gran impulso. El titular de Trabajo pretende llegar a unos 800 euros al mes, según una información publicada ayer por El Periódico de Catalunya. Aunque la cifra no está cerrada, según precisa un portavoz de Trabajo, lo más probable es que ronde esa cantidad.

Sin tener que apelar directamente a su compañero de Gobierno, Solbes puso ayer freno a las mejoras salariales que defienden tanto los sindicatos UGT y CC OO como Caldera. Con el argumento de que hay que hacer números y estudiar si hay margen de maniobra, Solbes enfrió las demandas sindicales: "A todos nos gustaría que los salarios más bajos fueran lo más altos posible. Es deseable en términos sociales, pero hay que ver lo que es compatible con la situación económica".

Hacer cuentas

Las cuentas resultan mucho más fáciles de cuadrar en Trabajo. El secretario general de Empleo, Antonio González, descarta que una nueva subida del salario mínimo provoque efectos económicos negativos (inflación, estrecheces para las empresas...). "Si se trata de analizar el impacto, analicémoslo", aseguró a este periódico en referencia a las palabras de Solbes. "No es posible encontrar en esta legislatura un solo efecto negativo de la subida del salario mínimo", añadió González poco antes de reunirse con los sindicatos y la CEOE para escuchar sus propuestas.

Esta nueva discrepancia sobre el salario mínimo enlaza con la que se produjo en 2004 entre el Ministerio de Trabajo, que se alineó con los sindicatos, y el de Economía, más sensible a la posición de la patronal. Entonces, el Gobierno quiso introducir por ley la revalorización automática del salario mínimo según la inflación real. Este mecanismo, idéntico al que se aplica a las pensiones, evitaría que la subida de precios erosionara ese sueldo. Tras la oposición de Solbes, el Ejecutivo decidió aparcar la medida, pues de todas formas no sería necesaria en la legislatura, ya que el salario mínimo ha subido por encima de la inflación real todos los años (una media del 6%).

En su propuesta para el próximo Gobierno, las dos grandes centrales sindicales se muestran pragmáticas. Sin renunciar a incorporar en algún momento ese mecanismo, admiten que no sea en la próxima legislatura si el salario mínimo crece por encima de los precios. CC OO y UGT piden subidas medias del 8% anual en la renta mínima en los próximos ocho años. De esa forma, en 2012 alcanzaría los 816 euros y ya a final de la siguiente legislatura se cumpliría la recomendación europea de que esa renta suponga el 60% del salario medio (1.686 euros brutos).

Pedro Solbes sale del coche oficial para dirigirse a la reunión de ayer en Luxemburgo.
Pedro Solbes sale del coche oficial para dirigirse a la reunión de ayer en Luxemburgo.AFP

Un millón de personas

Pocos son los perceptores directos del salario mínimo: unas 130.000 personas, según datos del Ministerio de Trabajo. Esa cifra cuestiona los temores a que las mejoras de esa renta generen inflación, como argumenta la patronal y, con matices, el Ministerio de Economía. No obstante, el alcance de una subida en el salario mínimo es superior al que se contabiliza de forma directa. Casi un millón de trabajadores (aproximadamente el 5% de los asalariados) se ven afectados por cualquier movimiento que experimente el salario, pues sus ingresos están vinculados, de alguna manera, a ese indicador.Algunas profesiones tienen en sus convenios colectivos conceptos retributivos ligados al salario mínimo. De esa forma, cualquier alza representa una mejora automática de su remuneración, sin necesidad de negociar. El otro colectivo afectado es el de los perceptores del subsidio por desempleo (renta asistencial para quienes no pueden acreditar la cotización suficiente para acceder a la prestación de paro). Para acceder a él hay que cumplir unas condiciones vinculadas al salario mínimo.Pese a las fuertes subidas de esta legislatura, el salario mínimo se sitúa a la cola de la Unión Europea de 15 Estados. Sólo en Portugal la cuantía es aun inferior. La meta de UGT y CC OO de aquí a ocho años se sitúa en 1.111 euros, un nivel cercano al que ahora alcanza Francia.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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