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Reportaje:

Esperando a Beckham

El ex madridista sigue sin jugar con el Galaxy a causa de una lesión de tobillo y sólo se viste de futbolista para las sesiones publicitarias

"Nada es imposible", reza uno de los anuncios más conocidos de David Beckham. Pero las alarmas y las sospechas están disparadas. En Toronto, el domingo pasado, se sentó en el banquillo de los suplentes de Los Ángeles Galaxy vistiendo traje azul oscuro, camisa blanca y corbata roja. Estilo entrenador o ayudante. Como si fuera a otra fiesta de Hollywood. Pero muy serio y mascando chicle. Enigmático. De momento, sólo aparece vestido de futbolista para la publicidad, salvo en su presentación, el 21 de julio, cuando jugó los últimos 15 minutos del partido contra el Chelsea. Al margen de que ese día, en una entrada, casi le terminan de mandar al hospital con el otro tobillo lastimado, lo cierto es que desde entonces apenas se ha entrenado y su mayor ejercicio ha sido asistir como uno de los 600 invitados a la recepción Cruise de bienvenida al día siguiente de su première.

En el partido de Toronto estuvo en el banquillo vestido como si fuera a una fiesta de Hollywood

Su minidebut en el césped fue una clara y obligada cuestión de imagen y, quizá, un gran error porque su tobillo izquierdo da mala espina. Sin embargo, el negocio es el negocio. La audiencia de la retransmisión televisiva, aunque modesta en comparación con los grandes deportes profesionales, batió de largo el récord futbolístico en Estados Unidos: 1,5 millones de espectadores frente a 1,1 en un DC United-San José Clash en 1996. Su llegada a California, con su esposa de anfitriona en un programa estelar de una hora tuvo casi 5 millones. Los 13 programas de la Fox, con su vida diaria, ahí andarán.

El Galaxy le necesita porque debe empezar a amortizar cuanto antes los 250 millones de dólares (185 millones de euros), con sueldo base de 32,5 (24), que le pagará por cinco años. Y a vender. "Compra la nueva camiseta de Beckham", ofrece; "dale la bienvenida luciendo la flamante casaca del Galaxy adornada con el apellido y el nombre del ídolo inglés. Con un nuevo emblema y los colores originales, la camiseta galáctica será muy solicitada este verano. No lo dudes y cómprala ahora".

Se perdió los partidos de la Superliga y un torneo con equipos mexicanos de nivel, aunque también estuvo en el banquillo del Coliseo Olímpico de Los Ángeles en el encuentro contra las Chivas, de Guadalajara. Pero a Dallas, donde su equipo, al menos, goleó, ya no fue.

El club le requiere también como agua de agosto para ganar partidos además de vender camisetas. El entrenador, Frank Yallop, debe regatear en cada declaración y en la última sólo pudo decir que viajaría a Canadá. Pero lo de jugar un partido completo parece, hoy por hoy, una quimera.

El Galaxy es de los peores conjuntos del campeonato y corre serio peligro de perderse las eliminatorias finales. En ese sentido, la llegada de Beckham no sólo ha podido ser tardía, sino de debut y despedida por esta temporada. Tras lesionarse el tobillo con la selección inglesa el 6 de junio, frente a Estonia, en la Eurocopa, lo acabó de estropear en el final de la Liga con el Madrid once días después. Pero Landon Donovan, la estrellita del Galaxy antes de Beckham, defiende el reactivo que ha supuesto su incorporación y comenta: "Cuando llegó, tenía el tobillo como un globo. Pensé: '¿Podrá jugar así?' Tal vez no debería haberlo hecho, pero va mejorando".

Toronto, cuyo equipo se ganó el ascenso la campaña pasada a la MLS, era una fiesta para recibir al británico, pues en Canadá, sin necesidad de la parroquia latina, el fútbol también tiene más arraigo que en Estados Unidos. El BMO Field se llenó hasta la bandera y tal vez por eso, y para evitar dudas sobre su participación, Beckham se vistió de calle, pero quiso estar presente, dar la cara.

Nadie duda de que es un profesional y su paso por el Madrid lo confirmó. Pero su futuro empieza a decantarse aún más hacia su imagen publicitaria que hacia su desempeño en los campos, algo que ya se suponía con toda lógica. El Galaxy sólo empató, y con esfuerzo, en Toronto y mañana jugará en Washington contra el United. Beckham, vestido de calle, aunque ya sin cojear, sigue de viaje.

Beckham, en el banquillo.
Beckham, en el banquillo.AP

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