Reportaje:

Los fusilados junto a García Lorca

Un libro recuerda al maestro y a los dos banderilleros fusilados junto al poeta

La noche del 17 de agosto de 1936, cuatro hombres esperaron la muerte en la finca Las Colonias, una antigua residencia para huérfanos donde eran conducidos quienes iban a ser fusilados en Víznar. Sin que ninguno pudiera preverlo sus nombres iban a quedar para siempre unidos en una triste historia. Horas después, los hombres al mando del capitán Nestares dispararon odio y plomo en sus cuerpos hasta acabar con sus vidas en la cuneta de una carretera entre Víznar y Alfacar. Sus cadáveres fueron enterrados a pocos metros, junto a un olivo.

La casualidad quiso que un maestro cojo de la local...

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La noche del 17 de agosto de 1936, cuatro hombres esperaron la muerte en la finca Las Colonias, una antigua residencia para huérfanos donde eran conducidos quienes iban a ser fusilados en Víznar. Sin que ninguno pudiera preverlo sus nombres iban a quedar para siempre unidos en una triste historia. Horas después, los hombres al mando del capitán Nestares dispararon odio y plomo en sus cuerpos hasta acabar con sus vidas en la cuneta de una carretera entre Víznar y Alfacar. Sus cadáveres fueron enterrados a pocos metros, junto a un olivo.

La casualidad quiso que un maestro cojo de la localidad granadina de Pulianas y dos banderilleros anarquistas compartieran sus últimos momentos con el poeta Federico García Lorca, y que fueran enterrados en la misma fosa.

Familiares de otros ajusticiados piden a la familia Lorca abrir la fosa del poeta

Con el propósito de honrar a las tres víctimas que descansan junto al poeta, el periodista granadino Francisco Vigueras ha publicado Los paseados con Lorca (Pedro Crespo Editor, 2007) un libro en el que repasa sus biografías y se adentra en la polémica de la apertura de la fosa. Miembro fundador de la Asociación para la Recuperación y la Defensa de la Memoria Histórica de Granada, Vigueras reunió ayer a los nietos de Dióscoro Galindo y de Francisco Baladí junto al lugar en el que se presume que están enterrados. "Este lugar es un símbolo de la injusticia. Aquí yacen hombres que fueron asesinados por defender a los trabajadores o por tratar de crear una nueva generación con un pensamiento más abierto", dijo Vigueras, que ha entrevistado a familiares y conocidos de los personajes, además de a los alumnos supervivientes de Dióscoro Galindo. Precisamente el caso de Galindo es buena muestra de la forma de actuar de los franquistas. "Después de haberlo fusilado, se le envió un expediente en el que se le suspendía de empleo y sueldo. El segundo, cuando su muerte estaba confirmada, le daba un plazo de diez días para presentar alegaciones a los cargos contra él, que calificaban de muy graves. Al final se hizo público que había sido castigado con la mayor de la penas concedidas por la justicia en virtud a las graves acusaciones que pesaban sobre él", explicó Vigueras.

El libro pretende ser un homenaje para los 50.000 maestros que perdieron la vida o fueron depurados por su compromiso con la reforma educativa de la República, que impulsó las misiones pedagógicas para llevar el conocimiento y la cultura a los pueblos. "Eran maestros que educaron a miles de niños en la escuela popular y laica, en los valores de la libertad, la igualdad y la justicia social", afirmó el autor, que desea divulgar "un periodo trascendental de nuestra historia reciente, poco conocido por las jóvenes generaciones, cuando se cumplen setenta años del golpe militar".

Una vez concluida la presentación del libro, Nieves Galindo y Francisco Baladí, nietos de dos de los fusilados, hicieron una nueva declaración pública para solicitar que se les permita recuperar los cuerpos de sus abuelos. "No tenemos ningún tipo de interés, que nadie se confunda. Lo único que nos mueve es que les prometimos a nuestros padres que encontraríamos a nuestros abuelos, y no voy a morirme hasta que lo consiga", declaró Francisco Galadí.

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El principal escollo que tienen que salvar es la oposición de la familia García Lorca, que está dispuesta a hacer lo posible para evitar la apertura de la fosa. Según la asociación para la Memoria Histórica, en la actualidad se enfrentan dos derechos, el de identidad y el de intimidad. "En un país democrático y libre el de identidad debería de pesar más, ya que es inadmisible que existan enterramientos ilegales", dijo Vigueras.

Por su parte, Nieves Galindo fue más allá al asegurar que "la familia Lorca debe tener algún interés específico. Nosotros no queremos tocar sus restos, sólo saber que ahí están nuestros abuelos. De hecho, con las nuevas técnicas no haría falta ni abrir. Estamos dispuestos a llegar a los tribunales", aseguró.

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